jueves, 15 de enero de 2015

Religión y poder: cuando el fanatismo del monoteísmo ataca allá y acá también

Diario UNO de Mendoza (página 8), 14 de enero de 2015

Serán cientos de millones o quizás muchos más el número de muertos que el monoteísmo viene dejando en un mundo donde el fundamentalismo religioso asesina a diario, avanza, abusa, y en nombre de su dios forja ideas, formas y costumbres. Genocidas, etnocidas, feminicidas...
Religión y poder, siempre aunados en la imposición o sostenimiento de un modelo político que se adecue a los intereses económicos de alguna minoría.
Tienen sus ejércitos, bendicen las armas y contratan sicarios, justifican matanzas y movilizan perdones y condenas.
Con sus socios inventan países para invadir otros. Invierten en la bolsa, crean escuelas para adoctrinar en el miedo y el prejuicio.
En el mundo se habla del último ataque fundamentalista en París por parte de un grupo extremo islamista, uno de esos tantos que alguna nación occidental, cuya religión de sus mandatarios no es la misma, los banca por sus intereses en común más allá de las correctas y necesarias condenas públicas envueltas en una hipócrita retórica senciblera y electoral. Y así la bestialidad islamista tapa la sionista y le da espacio a la cristiana para esconder su tenebroso pasado.
Todos son Charlie, una gran mentira.
El fundamentalismo esta en todos lados, esta cerca, está donde haya alguien que diga hablar en nombre de dios. Si la revista Charlie Hebdo hubiera sido mendocina lo más seguro es que en más de una tapa no habría faltado la caricatura del cura Pato Gómez, el párroco que en 2011, en una actitud inquisidora, decidió, en nombre de sus sagradas creencias, subir a un escenario para censurar al grupo coral Lutherieces que actuaba ante 10 mil personas y satirizaba el celibato sacerdotal. El religioso, intolerante y prepotente, decidió terminar con la libertad de expresión, con el arte y fue avalado por los grupos de poder y políticos que le dan lugar...
Días después se justificó interpretando a su religión, con comentarios pedófilos y en los que hacía apología de la violencia sexual. El inquisidor tenía detrás cientos de años de genocidio como para mostrar su accionar como algo pequeño y aislado.
Todos no son Charlie Hebdo. El semanario francés fue censurado, boicoteado, criticado y mansillado antes del ataque que terminó reuniendo a principales líderes políticos, muchos de los cuales necesitan del fundamentalismo religioso para bajar o subir el precio del barril de petróleo o para poner un dictador que les facilite plantar bandera sobre los últimos recursos naturales que le quedan al planeta.

jueves, 8 de enero de 2015

Caciques desdobladores o cómo cuidar la quintita ante la tormenta

Diario UNO de Mendoza (página 8), 7 de enero de 2015

Cuidar la quintita es algo que saben los territoriales, sobre todo en sus territorios, esos en los que reinan sobre los límites mínimos de la geografía política. Se trata de esa expresión en la que algunos rasgos personales que el mismo personaje caricaturiza se imponen sobre lo ideológico, lo económico y la misma gestión para que los analistas y la prensa les otorguen el mote de caciques, el que bien representan a los ejemplos de las teorías políticas que abordan el caciquismo como fenómeno con todas su variantes clientelares y extorsivas. Obviamente que hablamos de los intendentes.
Ante la crisis partidaria que arrasa a los históricos partidos gobernantes y cogobernantes, a todos los que tienen algo que cuidar, la estrategia es salir a cuidarlo a costa de lo que sea y la mínima expresión (máxima en su conjunto a la hora de movilizar el aparato), que se convierte en un todo innegociable, son las comunas, esas en las que algunos se enquistan o solo ceden el poder a un familiar y hacen del poder un botín que les da poder con solo mostrar lo conquistado.
Preocupados, prefieren que la dinámica comience por casa, movilizar todo el poderío sin los riesgos de ser arrastrados por la provincialización o nacionalización o polarización del mercado electoral. Por lo tanto, la idea es desdoblar, lo que tampoco les garantiza un triunfo.
Ante las dudas y los riesgos, estos caciques jefes comunales, que buscan la reelección o van por límites más amplios, comienzan a buscar nuevos aliados a pensar en listas espejos, colectoras o ser parte de la papeleta de algún contrincante que también se arriesgará a repartir la torta. Todo está listo para armar la tropa, los soldados –por necesidad, miedo o algún premio– están listos para desequilibrar el número de sobres en las urnas.