Diario UNO de Mendoza (página 7), 5 de agosto de 2015
Mientras pibes y pibas de varias escuelas dejan de ir a clases en el secano lavallino –y son privados del derecho de ser educados–, ya que el Gobierno de Mendoza no paga el transporte, los legisladores vuelven a recibir otro aumento de sueldo. Mientras, las maestras viajan cientos de kilómetros para llegar a las escuelas rurales, más allá de que sus sueldos no llegan a cubrir la canasta básica, los legisladores cobran sus honorarios suntuosos.
Los inquilinos de las bancadas legislativas siguen contando ceros en sus bonos de sueldo, a la vez que el gobierno electo, que tendrá mayoría legislativa, sigue prometiendo achique, ajuste: despidos y otras tantas medidas que obviamente no afectará a los burócratas bienpagos del Estado.
Se saben impunes. Los levantamanos –y que lo hacen a espaldas de sus votantes y de sus promesas– son como manifestación política el abuso de los derechos ciudadanos y las libertades conquistadas con sangre. Giran alrededor de sus privilegios para acceder, en un futuro, a un escalón más alto en esa pirámide legislativa o en algún lugar del Ejecutivo, eso si, son conscientes también de que no tienen la suerte de la casta de los sentenciadores, los jueces, esa que cuenta con la condición de ser vitalicios, además de sus haberes aún mucho más jugosos y el estar hasta exentos de aportes sociales e impuestos.
Dicen que las cuentas no dan y los recortes siempre comienzan por los mismos: los que menos ganan, los que no están en la rosca política. Las cuentas no dan y ya prometen tiempos difíciles los que tienen experiencia incumpliendo y achicando. La torta no será tan grande y van evaluando que cerrar, que vender, que tercerizar, que privatizar con la excusa es que se gastaron más de lo que había, o se malgastó, o el que “se afanaron todo”. Y el despilfarro sale a la luz en el juego de la transición que a todos les convino ocultar por unos días, ya que lleva varios años, períodos y coprotagonistas.
Lo grotesco es que mientras todo esto sucede, los mismos o algunos de los suyos, son candidatos para este domingo. Y prometen lo que no harán, y se venden como el cambio que no son, y tocan timbres, besan niños, compran opiniones, esconden sus pasados. Y muestran como algunos de sus legisladores amenazan como donar una parte del dietazo, una limosna, para un poco de caridad que tan buena prensa tiene.
La semana que viene habrán pasado las primarias abiertas nacionales, pero seguiremos en campaña ya que se vienen las generales donde muchos votarán consignas que catapultarán a personas que se olvidan de sus promesas e ideas, personas que no son ni castigadas ni revocadas por traicionar a sus electores y a la democracia, personas que se reciclan, que vuelven.
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