Diario UNO de Mendoza (página 10), 25 de abril de 2012
Invertir,
endeudarse, engordar, desguazar y vender
Parece sentenciado y no es arriesgado pronosticar el futuro:
en unos años, pocos por cierto, un proyecto encabezado por parte de los mismos
senadores nacionales, gobernadores, ex presidentes y sindicalistas que desde
hace rato van, vienen mutan, echan raíces y se enriquecen propondrá la
privatización de Aerolíneas Argentinas, los subtes, el metrotranvía, el sistema
jubilatorio, las empresas de agua, el 51% de YPF, la universidad pública y
hasta el monumento del Cerro de la
Gloria o el Fútbol para Todos.
Invertir, endeudarse, engordar, desguazar, vender (o regalar, o privatizar) y volver a comprar (estatizar), para ingresar en el círculo bajo las lógicas del mercado internacional donde los Estados juegan su papel a la hora de recitar recetas en los discursos que justifiquen, y le den sentido en las urnas y no produzcan, por otro lado, un desequilibrio en
“Se trata de soberanía, no de estatización”, dijo
Estatización sigue siendo mala palabra, aunque hagan flamear en forzadas movilizaciones las banderas de lo “nacional y popular”. Y fueron y son los gobiernos los que se encargaron de expulsar a los trabajadores, técnicos, profesionales y usuarios como ejecutores, administradores y contralores de las empresas productivas y de servicios del Estado, dejándolas en manos de burócratas y mafiosos más preocupados de los réditos del momento que de cualquier causa o concepción ideológica de lo público.
Los heterodoxos económicos todo lo pueden, sobre todo seguir ampliando la desigualdad y la distribución de la riqueza. Para eso cuentan con el círculo de supervivencia dentro de la crisis mundial de invertir, endeudarse, engordar, desguazar, vender ( regalar o privatizar) y volver a comprar (estatizar).
El decreto y la ley que hoy se votan no llegan de un reclamo popular, de lineamientos de una política social y económica clara en referencia a las empresas estatales o los recursos naturales. Aunque es cierto que ha sido un magnificado escenario para el espectáculo político, donde el circo incluyó hasta un enfrentamiento de nacionalismos con España por los intereses de un puñado de accionistas.
Hubiera sido mejor el 100% de YPF, de todas las empresas petroleras, de la extracción de los recursos naturales. Que se hubiera estructurado una nueva organización donde fueran los protagonistas del proceso productivo los que tomaran trascendencia a la hora de idear cómo trabajar.
Es cierto que el 51% es mejor que la nada, por más que lo terminen votando los mismos que años atrás (y por qué no dentro de un tiempo) vaciaron al país, regalaron sus empresas y sus riquezas, y que ahora la coyuntura local e internacional los empuja, con la expropiación de un paquete accionario, a cargar de un simbolismo político que está muy lejos de sus intenciones.
¿YPF se "entregó" a empresarios españoles? Y yo que pensaba que se la habían vendido.
ResponderBorrarEn toda venta hay una entrega, en toda entrega sumisión.
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