Parcial, subjetivo y sensacionalista

Diario UNO de Mendoza (página 10), 6 de junio de 2012

El periodismo es una forma de ficción, un recorte de la realidad 

y el relato que se hace de ella

El periodismo no es objetivo, ni imparcial, ni un reflejo de la realidad. Es subjetivo, parcial y sensacionalista. El periodismo busca esconderse detrás del dato, de la ciencia, para mostrar su “seriedad”, como si ese número y lo científico fueran únicos, exactos, como si no estuvieran cargados de intereses e ideología.

El periodismo es una forma de ficción; no es la realidad, sino un recorte y el relato que se hace de ella. El producto periodístico en general tiene características sensacionalistas, ya que es expresión, es imaginación, es una puerta para lograr –en forma veloz y eficaz– contar, decir y configurar una mirada con todo lo que esto conlleva; es la construcción de un ahora sin historia, una situación sin contexto.

Es el periodismo el que construye el guión del mundo pensado para su público, ese guión que se centralizará en el drama del día tan próximo (geográfica o simbólicamente) a sus lectores, oyentes o televidentes.
Quien elige un diario, una radio o un noticiero de TV consume un tipo de prensa, y el consumo es también producción y reproducción de sentido. La noticia es parte de un entramado psicológico y cultural atravesado por las estructuras pedagógicas, legales, morales y económicas. Toda noticia conlleva una historia, un drama, y adquiere su estructura a partir de un conflicto.

Dentro de las lógicas que nos propone el periodismo, una noticia menos probable es más importante que una noticia esperada. En la prensa se buscan discontinuidades, en las cuales el caso sin argumentación ni contexto termina en una narrativa que generaliza. De modo que se revaloriza la anécdota, o sea, cualquier hecho marginal que parezca atractivo. Cualquier hecho secundario puede ser un exitoso producto periodístico que tiene su rentabilidad comercial y conlleva su matiz ideológico y moralizante. Ese hecho tiene su fuerza en el encabezado que se irá diluyendo con el correr de las palabras. Títulos y encabezados son pura envoltura con ese efecto provocativo a la hora de crear curiosidad, ansiedad, fantasías, proyecciones y, sobre todo, identificaciones. Todos los medios apuntan a saciar el interés de sus consumidores, por eso los ejes del periodismo van detrás de la actualidad, la proximidad, la prominencia, la importancia, la rareza, la vida, la rivalidad, la utilidad y el entretenimiento.
El periodismo, todo el periodismo, quiera o no, manipula, altera y recrea la realidad, les da a los acontecimientos una nueva dimensión. Fue la prensa popular la que desde un principio trabajó en la construcción y la representación melodramática de los hechos cotidianos, sustentándose en los imaginarios sociales. Está en la naturaleza propia de la producción del discurso el carácter sensacionalista de la información, así como en la naturaleza comercial del producto: la noticia. Vemos que se trata de un espejo imperfecto, a veces perverso, donde se reflejan la sociedad y sus corrientes ideológicas y sociales, de la manera menos representativa posible, ya que la prensa se estructura en torno al poder, es parte de las estructuras de poder. Las empresas periodísticas se han visto fagocitadas por las del entretenimiento. No es que se trate de entretener con las noticias, que obviamente también se logra, sino que además se pone a los medios a disposición de la industria del espectáculo, el que se ha apoderado de la vida política y social a la que provee de material para la construcción de identidad, fantasías, conductas y, claro está, un modelo de pensamiento.
Cuando se elige una noticia, se descartan otras. En forma caprichosa, dentro de un estilo, una tradición o desde la cómoda lógica del sentido común, serán palabras las que construyan los títulos y éstas, sean sustantivos, verbos o adjetivos, están lejos de toda inocencia ya que recrean, refuerzan, un punto de vista desde donde se milita una visión del mundo, una moral y, sobre todo, prejuicios.

http://www.diariouno.com.ar/edimpresa/2012/06/06/nota302180.html