miércoles, 27 de junio de 2012

Esa parábola del aguinaldo perdido

Diario UNO de Mendoza (página 14), 27 de junio de 2012
Es el equivalente de pérdida anual en quienes cobran un sueldo medio. El salario no es ganancia
Hay que engordar la caja, dice el Estado en su rol de recaudador, lo necesita para su rol político y para eso cuenta con esas leyes y decretos que nacen bajo un discurso, pero cuentan con las herramientas para que a mediano o largo plazo los alcances de su legalidad se amalgamen con nuevas necesidades.En los últimos años, asalariados y asalariadas ven cómo se han licuado sus haberes anuales, y que en un amplio sector ya representa el equivalente a un aguinaldo o más. Ven como los aumentos salariales, que corren más lentos que la inflación real, desaparecen a causa de políticas tributarias.
Mientras, el Estado argentino deja exentas a muchas de las rentas financieras o de capital carga sobre los más débiles esquilmándole parte de su sueldo.

Se trata de la ley de impuestos a las ganancias, que nació afectando a un puñado privilegiado y hoy, en forma progresiva (no progresista), ataca a millones de obreros/as y empleados/as, y que cada vez son más tras cada acuerdo paritario.
El salario no es ganancia. Tampoco es capital ni renta. El sueldo es el pago que recibe el empleado para reproducir su fuerza de trabajo, es una parte del valor generado por quien trabaja en relación de dependencia y que se le devuelve en forma mensual o quincenal para su subsistencia, para el consumo, para que adquiera los insumos materiales (supervivencia) y simbólicos para seguir reproduciendo su fuerza de trabajo.
El trabajo asalariado no es una actividad lucrativa más allá de que sea parte de la filosofía argumentativa del Impuesto a las Ganancias que en su perversa y contradictoria cuarta categoría incluye a los laburantes, quienes además de los descuentos por todas las cargas sociales pagan el 21% de IVA por todo lo que consumen.
El aguinaldo, por su parte es un pago especial y obligatorio, no extraordinario, que busca incentivar los gastos especiales e incentivos, por ejemplo, el consumo de fin de año o las vacaciones. En nuestro país el primer aguinaldo se comenzó a pagar en Jujuy en 1924 y desde 1945 es un decreto-ley en el país. En síntesis, es una parte más del sueldo.
Durante los ’90, los técnicos tributarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) advertían, dentro de su recetario que en la Argentina pocas personas pagaban el Impuesto a las Ganancias, reclamo que este Gobierno perece haber comprendido para buscar soluciones a sus problemas fiscales.
Y así, por dar un ejemplo, un obrero petrolero, un enfermero o un docente que trabaja todo el día paga Impuesto a las Ganancias; los que se dedican a la renta financiera y del capital, no. Es injusto, claro, los jueces tampoco lo pagan, el Estado sabe dónde pegar, sabe quiénes son sus aliados. De última, si se revelan contra el Impuesto a las Ganancias, que es legal, un juez podría condenar a los rebelados con la Ley Antiterrorista.
El mínimo no imponible es para el Ejecutivo nacional, además de una fuente de recaudación, un elemento clave de presión a la hora de la negociación salarial.
Con indignación, esos millones de trabajadores, con sueldos medianos que ven como pierden al año el equivalente a un aguinaldo, o más, que ven como los aumentos salariales se van con el impuesto a las ganancias aparecen los reclamos, la movilización y las amenazas de huelga. Frente a ello el Gobierno se justifica con números tan poco creíbles como los del INDEC y con la excusa de que “el Impuesto a las Ganancias también existe en otros países” (aunque por otro lado buscan diferenciarse de éstos en su retórica de la heterodoxia), a eso suman el poderoso armamento propagandístico del Estado que, sin reparo, hasta acusa de golpista a su socio, el burócrata sindical Hugo Moyano, quien desesperado busca no perder poder, representatividad y legitimidad al frente a la principal organización gremial del país, la CGT.
A pesar de todo, y sobre todo, hay algo claro, el salario no es ganancia. El trabajo no es renta ni actividad lucrativa.


http://www.diariouno.com.ar/mendoza/Esa-parabola-del-aguinaldo-perdido-20120627-0015.html

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