Diario UNO de Mendoza (página 14), 30 de mayo de 2012
El gobernador busca contar con las armas que tienen los otros estamentos y
poderes del Estado local
poderes del Estado local
¿Para más de lo mismo, por qué no el mismo? En los clásicos, poco importa el protagonista que está sobre las tablas por más que se agache para los aplausos, profundice su fama y se queje de la crítica.
Estar, proyectarse y permanecer para ser, eso parece que es lo que desde hace varios años desvela a los gobernadores mendocinos, a los operadores políticos. Es uno de los temas recurrentes de la negociación, la negación y la extorsión: la reelección.
Y, claro, al único que le borran el horizonte y lo ahogan en el presente es al principal burócrata del Ejecutivo provincial, cuando en los otros estamentos, como los comunales, o poderes políticos, como el Legislativo, se reeligen o se instalan durante años y hasta décadas. Igual pasa con el Judicial, donde un ministro de la Corte (propuesto por el propio gobernador) ya se sabe destinado al carnet de vitalicio.
Y, claro, los gobernadores mendocinos ven a los intendentes amarrados a sus sillones y a los jueces de la corte en condición de perennes, y se preguntan por qué les niegan el atajo a la inmortalidad política. Francisco Pérez, obviamente, no se autoexcluye de esta “necesidad”. Es más: considera que, si lo hiciera, “al otro día comienza mi vaciamiento político”. Y agrega que en Mendoza el gobernador “dura tres años”.
Estas declaraciones salieron publicadas el domingo en las páginas de este diario, donde el mandatario le argumentó al periodista Marcelo Arce que “un gobernador que tiene reelección se para diferente ante la Nación. Un gobernador, desde lo político, tiene otro peso si tiene la posibilidad de reelección, aunque sea un peso expectante, a futuro”.
Le matan el fantasma. Lo acotan. Lo paran en el meridiano, a plomo, y no proyecta sombra. De esta forma lo liman en la interna (que siempre se sustenta en una futura estructura), no le dan la chance de armar alguna agrupación juvenil que enarbole banderas que digan, por ejemplo, “Los soldados de Paco”. Es cruel: cuatro años al frente de un Estado para después terminar esperando
algún cargo (premio consuelo) que llegue de la Nación, de su sucesor o de algún organismo internacional amigo durante su gestión.
Reelegirse es parte, y como eslogan, hasta de la simplista psicología new age.
Está claro que las ideas son lo menos importante. Es más, éstas se sobredibujan sobre las necesidades del momento. El poder es administrar un presupuesto: cargos, licitaciones, más cargos y más licitaciones... es endeudarse y redecorar un despacho.
Reelegirse como en San Juan y San Luis, esas envidiadas estructuras semifeudales donde no culpan al antecesor porque se debe o por lo que no se hizo, donde el tiempo ya los hace siempre presidenciables, les hace cada vez más fácil no tener que “negociar” para armar el séquito, para elegir a secuaces y aduladores.
Sobre el viejo tema de la reelección, que se discute, se tantea y se mide desde hace varias gestiones, están los idealistas, los románticos que hablan de calidad institucional para oponerse a la continuidad del titular del Ejecutivo. Por lo menos es una “formalidad” que sienta bien y que se apoya en los “atributos” del mendocino como ser genérico en esa farsa de la mendocinidad. Y sobre ese argumento están los que se apoyan en esa conservadora explicación, muchos de ellos opositores u oficialistas que en sus propias comunas (o comarcas) se reeligen en forma indefinida hasta que les aparece una porción suculenta por otro lado y apelan a la monarquía plebeya de transmisión hereditaria del poder y le pasan la posta a algún hermano.
Si la política termina siendo discursos vacíos, administración de recursos prestados, el sostenimiento y la defensa de lo establecido, y la lucha de poder entre ex socios, uno se pregunta: ¿para más de lo mismo, por qué no el mismo? Aunque el ideal sería que la reelección esté prohibida en todos los cargos, tanto ejecutivos como legislativos y judiciales, a ver si alguna vez tenemos la suerte y se les filtra alguno que no sea más de lo mismo.
http://www.diariouno.com.ar/edimpresa/2012/05/30/nota301658.html
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