Suplemento Ovación (página 2).
Diario UNO de Mendoza, 4 de enero de 2004
La crisis del ciclismo no es una novedad. La última década marcó un creciente deterioro de esta actividad en el país, y en Mendoza los dirigentes no han tenido muñeca para revertir la situación.
Hace unos años, las regionales y las asociaciones del interior festejaban el fin de la era Antonio Alexandre.
La llegada de Hugo Wernly a la Federación Ciclista Argentina parecía traer una bocanada de aire limpio, nuevo, renovador y federalizador; pero fue más de lo mismo y hasta peor. La entidad rectora del deporte
pedal terminó por desaparecer en todo sentido: perdió desde los bienes hasta la legalidad jurídica.
Hace varios meses, con el reconocimiento de la Unión Ciclista Internacional (UCI), entró en acción la Federación Argentina de Ciclismo de Pista y Ruta (FACPYR), cuyo máximo dirigente es el marplatense Gabriel Curuchet, quien como ciclista hizo historia ganando todo pero como dirigente ya repite viejos vicios
y dañinos olvidos.
Es en el interior donde nacen y se hacen los grandes pedalistas y los principales equipos, y donde se disputan las clásicas más importantes.
San Juan, Mendoza, Córdoba y Bahía Blanca, entre otras, han sido plazas que han nutrido de individualidades y escuadras al “pelotón nacional”.
Hace años que Mendoza perdió el semillero y la mística. Ya no hay ídolos, lo que se repite en todo el país. El ciclismo es un deporte popular pero cada vez más caro. Con precios dolarizados –los materiales son importados– se hace casi imposible mantener un rodado para la competencia.
Y si a esto se le suma la pretemporada, la alimentación, la vitaminización y los costos extra para la carrera, la inversión es enorme. Así, montar un team ya es una acción casi filantrópica.
Cada provincia con historia ciclística aporta uno o dos equipos de elite. Estos, y tomando el caso Mendoza,
necesitaban saber con tiempo la diagramación del calendario nacional: Argentino de Pista, Vuelta a la
Argentina, Vuelta de San Juan, de Mendoza y demás. La dirigencia nacional, si bien asumió hace poco, ya traía un buen tiempo trabajando; pero, al estar más preocupada por intereses económicos de acuerdo con los empresarios del ciclismo, el diagrama de competencias llegó a última hora, con la consecuencia de la disolución de equipos o el tardío inicio de las temporadas ruteras.
Como si esto fuera poco, hace unos días, la Asociación Ciclista Mendocina le envió una carta documento a la FACPYR reclamando licencias gestionadas de los ciclistas locales (requisito para correr en competencias
oficiales como para la seguridad de los pedalistas) y exigiendo el recibo de reafiliación a la FACPYR (¿?).
En una semana se realizará el Argentino de ruta, y los mendocinos llegarán sólo con cuatro competencias de bajo impacto y recorrido. No han realizado contrarreloj, ni montaña, ni carreras por etapas.
Está claro que la proyección de un pedalista local sólo puede apuntar a la Vuelta de Mendoza.
Gabriel Curuchet parece olvidar todos los requisitos y cuidados para un gran deportista como lo fue él. Pero
demuestra la habilidad que tuvo como capo-escuadra del equipo más poderoso del país, negociando con unos pocos y según las conveniencias de turno, repitiendo los viejos vicios de la dirigencia nacional.
Mientras que las autoridades locales no definen una política para darle un rumbo al ciclismo local, siguen perdiendo popularidad, se van quedando sin referentes, ya no hay recambio, pero exigen y prometen llegar
a la elite. Como vamos, es imposible.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario