Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 15 de agosto de 2004
Estamos sumergidos en los Juegos Olímpicos, un período espacial y temporal donde el deporte concentra todo su potencial y significados. Una magia de incomparable unicidad.
La tradición, la mitología y sus reinterpretaciones políticas y económicas están en acción en una de la ciudades pilares de la cultura, la ciencia y la filosofía, en Atenas, la capital de Grecia.
Los cinco anillos entrelazados brotan como logo recurrente. Los cinco continentes unidos por el deporte y sus pasiones vuelven a ser un modelo de convivencia mundial.
Pero los Juegos Olímpicos modernos, a pesar de sus récords de audiencia televisiva, aún no logran parar las guerras. Los boicots ya no son la constante, pero el clima de belicismo sigue presente como en otras ediciones: misiles que apuntan al cielo, soldados y extremas medidas de seguridad. La potencia (Estados
Unidos) no se anima a mostrar su bandera y sus atletas intentan pasar desapercibidos como lo hacen los agentes de la CIA. Un país invadido y masacrado (Irak) llega con su delegación y hasta se anota una victoria mientras su tierra sigue encendida por el genocida armamentismo petrolero.
Los Juegos están en Atenas, en una tierra de dioses deportistas y apasionados. Grecia, cuna del pensamiento occidental, hoy intenta salir de la condición de periferia europea.
Cientos de países reunidos y un medallero esperando por unos pocos. Sacrificioindividual y políticas deportivas buscan su síntesis, su evaluación.
El exitismo, el alto rendimiento, la ciencia aplicada al deporte también buscan luchar con uno de los monstruos que han generado, el dopaje.
Argentina, lejos de las potencias deportivas, mantiene la esperanza en varias disciplinas aunque sin dudas se trata de talentos surgidos y promovidos gracias al profesionalismo y la participación en ligas norteamericanas y europeas, como son el caso del fútbol, básquetbol y tenis. La única excepción es el hockey sobre césped, deporte que sí se ha consolidado desde una planificación estatal y un gran trabajo de los clubes. Sí, también
están esos talentos que buscarán la gloria, pero que están lejos de representar la realidad de sus deportes en nuestro país, el caso de la natación, el atletismo, las artes marciales y el boxeo.
Estamos muy lejos de la elite deportiva, no sólo mundial sino continental, y hasta se pierde presencia a nivel regional.
Los Juegos más allá de su enfoque competitivo pueden servir también para aprender, para tomar noción y perspectiva de dónde estamos ubicados, y sobre todo para mirar desde ahora al 2008 y al 2012 como meta, y darnos cuenta de que para tener grandes atletas en todas las disciplinas hacen faltas grandes políticas que apunten a la educación, a un deporte formativo y social. Sólo así, después de esa inversión, se llegará el alto rendimiento.
Por ahora sigamos soñando y disfrutando de los talentos individuales.