Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 12 de diciembre de 2004
Hay quienes se preguntan si los mendocinos somos pechos fríos tras analizar los alcances, la producción y el lugar que ocupa nuestro deporte a nivel nacional.
¿Qué es ser pechos fríos y qué implica esta metáfora? ¿A quién alcanza tal descripción? Mendoza tiene un abanico de disciplinas, y cada una de éstas es un mundo dentro de una coyuntura de la que no pueden escapar.
En el fútbol vemos que en Rosario sobresalen dos clubes, en Santa Fe otros dos, en Salta habrá uno solo según la “divinidad grondoniana”, en Bahía Blanca otros dos, un par más en Córdoba, etcétera. En nuestra provincia hay muchos y aún sobreviven; es más, los dos que están desde hace una década en la segunda división del balompié nacional no son los más populares.
La salida más mercantilista dirá poco pero bueno y gerenciado, pero acá esa brecha ideológica todavía no cuajó, gracias a la desfachatez de los piratas de turno y a la resistencia de quienes como pueden y con lo que pueden defienden sus clubes.
Nuestro deporte no trasciende, salvo varias excepciones, ya que se encuentra con varios escollos y contradicciones, como es el caso de Regatas; el club más grande, mejor organizado y con inteligencia para
administrar recursos tiene una gran masa societaria pero no tiene hinchas, los que sí tienen otras instituciones sin bases para armar un proyecto de alta competencia.
En general Mendoza es una ciudad sin infraestructura y sin políticas deportivas. Con una constante concepción de que lo mejor está afuera (jugadores y técnicos) y enfermos de celos e egoísmos, como se evidenció el día de la asunción de la nueva Confederación Mendocina de Deportes, donde los presidentes de las federaciones hacían lobby con la prensa explicando porqué sus deportes merecían mayor cobertura que otros.
No somos pechos fríos, quizás seamos cerebros congelados, e incapaces de hacer un verdadero análisis de la situación y la potencialidad que se tiene.
No somos pechos fríos, quizás un poco egoístas, egocéntricos.