domingo, 6 de noviembre de 2005

“Sin más armas que un 10 en la camiseta”

Suplemento Ovación (página 2)
Diario UNO de Mendoza, 6 de noviembre de 2005


Maradona sigue gambeteando al sentido común, a la lógica, a los prejuicios. La religiosidad popular le dio la idolatría de un semidiós mundano, de esos donde alguna razón desconoce el cero a cero para arrodillarse en un rezo poliforme al Diez como imagen y semejanza de la creación, la imaginación y la utopía. Cinco letras para un dios moderno, el de lo emergerte, el de las contradicciones, el del pecado, el de la resistencia: Diego.
Le avisa a Julio Grondona que no quiere ser una estampita de su poderosa iglesia, mientras que en su rol de periodista consumado entrevista a Fidel Castro, para llevar el caset a su programa donde copa el rating. Le hace un guiño al pasado y en helicóptero llega a festejar su glamoroso y suntuoso cumpleaños a la Bombonera, donde una multitud sólo lo espera para ese festejo.
Dueño de la hegemonía mediática, enarbola las banderas políticas de la contrahegemonía, coorganiza el Tren del Alba, mima a intelectuales referentes de izquierda –como el diputado Miguel Bonasso– y se tutea con el líder venezolano, Hugo Chávez, en la Cumbre de los Pueblos (contracara de la IV Cumbre de las Américas), para atacar y oponerse a George Bush, y dejar vigente su himno, ese que le regaló el ande rockero y que dice que “a los poderosos reta y ataca a los más villanos…”
Politiza y banaliza, se da revanchas sin pruritos generando nuevos escenarios. Sacudiendo lo establecido desde lo establecido, estableciendo. Diego es significante y significado. Desde lo alto su índice cobra sentido y razón, su palabra tiene la verdad del guerrero triunfador “que sin más armas que un 10 en la camiseta” conquistó, sojuzgó y reinó en tierras donde el fútbol es más que un juego, un espectáculo y un negocio, donde es religiosidad.
Maradona no tiene fronteras, se reconstruye y reconfigura en varios tiempos y espacios a la vez; en un mundo que huele a petróleo y exclusión no le teme a sobrevivir con las herramientas de los poderosos y retar a éstos con las armas populares de los sueños, las utopías y la resistencia.

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