Suplemento Aniversario 1993- 2010 (página 29), Diario UNO de Mendoza, 29 de junio de 2009
El caricaturista atrapa en su mano no sólo lápices y colores, sino también un tiempo, una época y sus personajes. Son los trazos viscerales que llegan de un juego donde la imaginación rapta, en forma de síntesis, un espíritu crítico e inconformista a la hora de ver el mundo. Son esas marcas, sombras, líneas que logran estampar mediante un giro estético de exageración, la metáfora que potencia los rasgos distintivos de los protagonistas o los hechos relevantes, a los que les otorgan la identidad política, pública, simbólica y trascendente. La caricatura es tan antigua como la prensa misma, es el humor político que logró perpetuarse y muchas veces ser el único mensaje sobreviviente durante las censuras. Admirado y temido, punzante o sutil teje un diálogo cómplice entre el lector y el caricaturizado. Estas ricas expresiones gráficas nacidas del retrato fueron muy populares desde el nacimiento de nuestra república y no sólo como una parte importante de los diarios sino también como eje central de cientos de publicaciones específicas, donde la caricatura y el humor fueron el vehículo para la confrontación de ideas y proyectos de país.