Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 16 de mayo de 2004
Quejas y cuestionamientos llueven desde que la Dirección de Deportes de la Provincia entregó las becas deportivas. Hay quienes se sienten marginados y exigen “los mismos derechos”.
El presupuesto es chico, la necesidad es grande y los métodos de selección son poco claros. Pero es injusto juzgar y acusar a los responsables del área de Deportes provincial, ya que los procedimientos de subvención
y subsidio son recurrentes y funcionales a una forma histórica y anacrónica del quehacer político.
La condición de becario, tanto en instituciones universitarias, de investigación y otras, es una prebenda para privilegiados.
Quienes llegan a recibir estos estímulos económicos están formados y son conocedores de los mecanismos para estar entre ese grupo de elite social y cultural, apañados por sus propios niveles de status y jerarquía.
Es sin duda la clase social y el nivel como formación educativa lo que los deposita en los caminos correctos para llegar a sus metas.
En el otro extremo, sobre las necesidades más básicas y en los sectores más populares, los alicientes económicos se llaman planes Trabajar. Políticos que depositan en un puntero la administración de un presupuesto y utilizan la situación desesperante de distintas personas para intereses partidarios y personales.
Si centramos la mirada en las becas deportivas, cuesta entender a quién están dirigidas.
El amplio espectro del deporte y sus protagonistas es complejo y abarca lo netamente deportivo, lo cultural, lo político y lo social. Sobre los que no están becados y tenían “méritos”, el director de Deportes, Oscar
Morales, dijo: “Algunos no se inscribieron cuando hicimos el llamado por el diario”.
Obviamente las disciplinas masivas y populares fueron las que menos inscriptos tuvieron y menos recibieron. Son estos deportistas los que están más alejados y hasta expulsados de los códigos y mecanismos culturales, educativos y políticos, y como se ve, tampoco hay mucha intención de incluirlos.
Es ridículo creer que la información llaga para todos igual.
En su mayoría, las becas parecen apuntar sólo a los nenes/as bien que tienen tristeza, con papás influyentes que saben cuándo y dónde colocar el currículo de su hijo/a.
Las bases para obtener las becas tenían como requisito no haber cometido inconductas deportivas. Sin embargo, esta norma no fue considerada igualmente para todos/as los/as deportistas. Se excluyó de becas a
deportistas que cometieron algunas faltas o inconductas, al mismo tiempo que se premió a otros/as deportistas con faltas o inconductas aún más graves. Se han tenido en cuenta deportistas que desde hace años ya no viven en el país y también a otros/as cuyos méritos son mínimos, como a disciplinas casi sin práctica activa.
No todos los deportistas son iguales, no todos los deportes son iguales. Reconocer las diferencias y las desigualdades es importante para no profundizar las injusticias en la distribución de los pocos y escasos recursos.
Una política deportiva seria debe considerar estos aspectos necesariamente a la hora de premiar el mérito, logros y metas alcanzadas. Como también tomar una decisión abierta cuando se tenga en claro cuáles son las prioridades, las disciplinas a fortalecer y objetivos a cumplir.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario