Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 18 de octubre de 2004
Más violencia para frenar la violencia. Dónde están los límites entre lo deportivo y lo extradeportivo. Como es una costumbre, los clubes chicos son un buen "chivo expiatorio" para las sanciones de la Liga Mendocina
de Fútbol, que no hace más que evidenciar lo alejados que están sus dirigentes de la realidad. Por incidentes en las tribunas (extradeportivo), el Atlético Argentino sufre una triple condena: le dieron perdidos los puntos del partido suspendido en el que igualaba con Guaymallén. Recibió una multa económica (valor en entradas). Y por dos fechas como local deberá jugar a estadio cerrado, sin público.
Triple condena llena de contradicciones. Por actos violentos de una minoría se afecta la performance deportiva de un equipo que pelea por no descender. Se coloca una multa equivalente a localidades y no se permite el ingreso de gente al estadio, lo que imposibilita recaudar para el pago, a lo que se suma que el club
debe igualmente abonar la planilla y un operativo policial especial en los alrededores del club.
Venimos reiterando que los clubes de barrio tienden a desaparecer, y Argentino, que gracias a un grupo de hinchas y vecinos pelea por forzar la constante, se encuentra con la necedad de la Liga, que parece considerar a la barriada de San José y Pedro Molina como la Franja de Gaza, donde toda persona, vecino, hincha y aficionado es censurado y proscrito a algo tan sencillo como ver un partido de fútbol.
Un mal precedente. Violencia institucional, más violencia, que ya vimos hace una semana en otro ámbito alejado del fútbol, el Encuentro Nacional de Mujeres, que sufrió atentados con métodos fascistas y propios de la Inquisición.
Se viene consolidando la intolerancia, y hay quienes se aprovechan de las causas sociales y culturales que la provocan, sobre todo, en el caso del fútbol: algunos dirigentes, policías y funcionarios que bancan y negocian a los “barrabravas”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario