Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 4 de marzo de 2007
Ya están en camino los esperados estadios (cubiertos, con gran capacidad de público y medidas reglamentarias). Ya hay varios deportes proyectándose en ligas regionales, nacionales o de ascenso. Avanzan las obras para modernizar la práctica y los entrenamientos.
El deporte mendocino busca performance, proyección y consolidación, y para eso hay que potenciar al principal actor: el deportista.
Y es justamente el atleta quien más desprotegido está, en lo económico, social, cultural y educativo. Se ve obligado a ingresar a un mundo, y a edades tempranas, totalmente mercantilizado, donde lejos está de recibir contención emocional, psicológica y educativa y sólo le entregan un fantasmal horizonte económico.
Todos los deportes tienen un techo profesional, casi todos en otras latitudes, que termina siendo la meta de una forma u otra.
Sería buena una trasformación donde las becas, los presupuestos de infraestructura y subsidios, entre otros ingresos, lo manejen las federaciones (ligas, asociaciones o uniones) mendocinas y que el Estado sea contralor, haga un seguimiento de los profesionales y subsidios entregados, analice y fiscalice si se han cumplido las metas.
La Subsecretaría de Deportes de la Provincia ha heredado y engrosado un laberinto caótico donde se impone la burocracia y el lobby, por lo que termina administrando a las apuradas y sin objetivos claros.
Son las federaciones, por intermedio de sus clubes, las que más conocen a sus deportistas, sus necesidades y posibilidades.
Por otro lado, Mendoza ya ha mostrado un crecimiento que bien merecería un centro de alto rendimiento, como el que tienen otras provincias, y que serviría para evitar el desarraigo y potenciar a los equipos e
individualidades locales, y es aquí donde el área de Deportes de la provincia tiene los recursos y las posibilidades de acción para concretar proyectos de esta envergadura.
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