Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 25 de febrero de 2008
Entradas carísimas, sistema codificado de televisión y crecientes operativos de inseguridad forman parte de la coyuntura que apunta a la antipopularidad del fútbol.
Los boletos cada vez costosos en la mayoría de las divisiones sólo sirven para disminuir la cantidad de
espectadores, sobre todo la de los trabajadores, los laburantes que hacen un gran esfuerzo para ir los fines de semana a la cancha, y se les hace prohibitivo si quieren concurrir acompañados.
El fútbol como espectáculo tiene sus formas de financiación dentro del show, mercantilización y mercadeo que lo han convertido en un producto universal.
Las entradas caras tienen centralmente un objetivo, la “expulsión” de algunos con objetivos de “seguridad”, pero lo cierto es que los violentos, los barrabravas, en su mayoría no pagan entradas, o entran de prepo, o las reciben de favor, o extorsionan en el ingreso a la cancha a otros simpatizantes para lograr conseguir los pases.
Para llegar a ese caro espectáculo que es el fútbol, por lo menos en nuestro medio, nos encontramos con cercos, vallados, cacheos, alambrados y más cacheos, vallados y cercos.
Dentro de los estadios, salvo algunas excepciones, prolifera la mugre, el descuido, la incomodidad, los baños sucios...
La falta de colectivos y accesos constituye otro de los problemas a los que se enfrentan quienes optan por la proeza de ir a una cancha de fútbol.
Para colmo de males en las últimas semanas el fútbol local sufre de un operativo de “inseguridad” donde están padeciendo los simpatizantes y vecinos la falta de seguimiento que se les venía realizando a los hinchas más duros de los equipos, que ya no son encapsulados, custodiados.
El fútbol como fenómeno cultural y popular no solucionará sus problemas con entradas mas caras, sino con políticas que busquen visibilizar cuáles son los códigos, conflictos, falencias que giran alrededor del deporte rey, y sobre todo cuáles son las necesidades y padecimientos de los ciudadanos que alimentan el balompié.
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