domingo, 4 de mayo de 2008

Dirigentes paranoicos e intolerantes


Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 4 de mayo de 2008

Están muy sensibles los dirigentes deportivos, algo nerviosos, muy paranoicos. Qué les pasa a las autoridades de los clubes, asociaciones, ligas, federaciones que intensifican la intolerancia, el desprecio ante cualquier oposición o crítica que aparezca.
Asimilan su posicionamiento institucional como si se tratara de feudos, como si fueran los dueños, del club o la institución que presiden. Las autoridades asumen una actitud paternalista y autoritaria. En vez de liderar se
dedican a condenar y perseguir.
Por un lado nos jactamos de no tener reelección gubernamental, pero por otro lado, los presis de las  instituciones deportivas locales si pudieran se quedan de por vida.
Las diferencias y las críticas son buenas, la renovación también.
Todo esto suma. Es normal y saludable que haya quien piense distinto, quien aporte nuevas ideas, quien critique, ya que son quienes desnudan errores, falencias y faltantes, son quienes buscan nuevos caminos. La
discusión es una herramienta para consensuar, elegir y reorientar.
Pero la “bronca” de las autoridades también apunta a la prensa. Algunos no toleran que salga a la luz que hay gente que piensa diferente. La prensa tiene la obligación de mostrar las discrepancias, los distintos puntos de vista, los nuevos candidatos. Es parte de la historia y el desarrollo de los diarios, por ejemplo, el ser difusor de las nuevas ideas, esas que se oponen a las estructuras establecidas.
Los disidentes y opositores no son enemigos, y sus críticas o cuestionamientos no deben ser “judicializados” o ser tomados como ofensas. Los clubes, federaciones, asociaciones y ligas necesitan sumar más gente con
ganas de trabajar, de crecer, con nuevas ideas. Es hora de aprender a rescatar, consensuar y hasta ceder, es hora de saber perder y seguir colaborando.
Los celos, el individualismo, el paternalismo y la intolerancia sólo restan, y nuestro alicaído deporte pide cambios, no necesariamente de nombres sino de actitudes.

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