Diario UNO de Mendoza (página 14), 20 de marzo de 2013
En el todo vale, todo pasa, más allá de las interferencias, unos y otros llevan agua para su molino.
En la tormenta de las diferencias, todos ganan. Todo vale, todo pasa.
Mientras la Presidenta Cristina de Kirchner ultimaba su almuerzo, en el Vaticano, con Jorge Bergoglio y concretaban la primera reunión cumbre entre los popes de dos Estados, los fundamentalistas del kirchnerismo, de la mano de Gabriel Mariotto hablaban del “Papa peronista”, como otro de los legados del espíritu santo sobre quien fuera, hasta hace unos días arzobispo de Buenos Aires, y por otro lado, la inteligencia K (Carta Abierta) salió a pegarle con ironía y sarcasmo, a través del director de la Biblioteca Nacional, Horacio González, a sus socios partidarios que festejaron la elección de la nueva cabeza mundial de la Iglesia. El sociólogo dijo, entre otras cosas: “No puede ser que compañeros nuestros entren en esa superchería” y sacó a relucir esas heridas internas que no les cierran ni aún compartiendo el poder.
Y por allá la jefa, en la onda expansiva de la sencillez y la austeridad, regalaba un mate, y cerraba filas diplomáticas con quien la criticó y le “pegó” en cuanto Tedeum pudo, y por acá otro sector de los suyos salía a vincular a Bergoglio con la última dictadura y los sectores de derecha del peronismo.