Diario UNO de Mendoza, 18 de junio de 2014
Imaginemos si multiplicamos el caso mendocino por cada comuna, legislatura y gobernación del país, le agregamos los ministerios y entes nacionales así llegamos a la conclusión de que se trata de centenares, de miles.
Aclaremos que en esta especulación no contamos a amigos o familiares que hacen las veces de acompañantes. Esta aproximación numérica nos llevaría a que una buena parte de la apasionada hinchada argentina está compuesta de funcionarios, quienes juntos con barrabravas y unos pocos turistas cumplirían con los estereotipos de las publicidades que taladran con off e imágenes sensibleras, con tanto chauvinismo barato dotado de adjetivos para recargar de bendito nacionalismo a cuanta cerveza, televisor o alfiler fabricado por alguna multinacional asociado a algún fondo buitre, que no conoce de fronteras pero si de banderas y jueces.
Descrédito apasionado. Estos funcionarios son hinchas verdaderos ya que con sus viajes siguen representado a su pueblo, llevando los colores de su patria por el mundo, uniéndose a sus históricos rivales políticos en nombre de la Albiceleste, por lo menos la futbolera.