sábado, 7 de junio de 2014

De la Gazeta de Buenos Aires a Máxima y Juan Carlos

Diario UNO de Mendoza (página 10), 4 de junio de 2014

Son varios los horizontes que construyen muros sobre la idea de periodismo, la de periodista o la de medio, más allá de que estos tres elementos imbuidos de edificaciones teóricas, semánticas y morales se confundan, se presten impresiones, posturas y barnices, por más que busquen sombra bajo el mismo alero. Y por estos días se confunden aún más en las redacciones de los medios, donde obviamente hay periodistas que dicen hacer periodismo. Y así en la disimulada y solapada confusión comienzan a llegar los sobres (y también mails) con salutaciones, invitaciones y algunos presentes, los que por más onerosos que sean jamás estarán a la altura del ego de la gente que hace prensa.
Claro, el 7 de junio se festeja el Día del Periodista, fecha elegida para conmemorar el primer número, el 7 junio de 1810, de la Gazeta de Buenos Aires, el primer órgano de prensa que tuvieron los independentistas argentinos como una de sus estrategias políticas y de propaganda. Algunos de los “patriotas” que impulsaron aquel periódico semanal fueron Mariano Moreno, Juan José Castelli, Manuel Belgrano y Manuel Alberti. Hace más de dos siglos estas personas con ideas revolucionarias debían convivir con el dominio del rey y a la vez profundizar las ideas republicanas para derrocar la monarquía, la realeza, la tiranía; para constituirse como Nación, Estado e individuos libres.
Más allá de que se consiguió la independencia y la república, es triste ver doscientos años después cómo los medios de comunicación de este lado, los que dicen pertenecer a tierras emancipadas, destinan centímetros y horas de aire en mostrar y adular a las “realezas” europeas, a la “nobleza”, y pasaron días llorando el accidente de una británica, y luego vanaglorian a una holandesa con raíces argentinas, y ahora rescatan los valores de don Juan Carlos, el rey de España que abdicó en su hijo, el príncipe de Asturias. Sí, el cuentito de reyes, princesas, infantes, duques, marquesas y condes parece que es una las grandes formas de vender ideología, creencias, mitos y mediocridad.

Y así vemos que doce mil kilómetros de distancia no es un problema para abordar la preocupación por la renuncia de Juan Carlos, y para detallar los pormenores del traspaso.
La prensa hija de la Gazeta de Buenos Aires, y los periodistas que evocan a Moreno, Alberti o Belgrano deberían recordar algo más que los elefantes que mató Juan Carlos, como su alianza con Francisco Franco y los asesinatos masivos que esa tiranía cometió contra revolucionarios republicanos. La relación de la corona española con los genocidios inquisidores en Europa, África y en América, el sometimiento de pueblos y la desaparición de culturas. Deberían mostrar la pestilente sangre alrededor de esos parásitos anacrónicos que se siguen manteniendo del lucro y la explotación de “su pueblo” y de otros donde llegan los tentáculos de sus Estados y sus aliados.

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