Diario UNO de Mendoza (página 10), 4 de junio de 2014
Claro, el 7 de junio se festeja el Día del Periodista, fecha elegida para conmemorar el primer número, el 7 junio de 1810, de la Gazeta de Buenos Aires, el primer órgano de prensa que tuvieron los independentistas argentinos como una de sus estrategias políticas y de propaganda. Algunos de los “patriotas” que impulsaron aquel periódico semanal fueron Mariano Moreno, Juan José Castelli, Manuel Belgrano y Manuel Alberti. Hace más de dos siglos estas personas con ideas revolucionarias debían convivir con el dominio del rey y a la vez profundizar las ideas republicanas para derrocar la monarquía, la realeza, la tiranía; para constituirse como Nación, Estado e individuos libres.
Más allá de que se consiguió la independencia y la república, es triste ver doscientos años después cómo los medios de comunicación de este lado, los que dicen pertenecer a tierras emancipadas, destinan centímetros y horas de aire en mostrar y adular a las “realezas” europeas, a la “nobleza”, y pasaron días llorando el accidente de una británica, y luego vanaglorian a una holandesa con raíces argentinas, y ahora rescatan los valores de don Juan Carlos, el rey de España que abdicó en su hijo, el príncipe de Asturias. Sí, el cuentito de reyes, princesas, infantes, duques, marquesas y condes parece que es una las grandes formas de vender ideología, creencias, mitos y mediocridad.
Y así vemos que doce mil kilómetros de distancia no es un problema para abordar la preocupación por la renuncia de Juan Carlos, y para detallar los pormenores del traspaso.
La prensa hija de la Gazeta de Buenos Aires, y los periodistas que evocan a Moreno, Alberti o Belgrano deberían recordar algo más que los elefantes que mató Juan Carlos, como su alianza con Francisco Franco y los asesinatos masivos que esa tiranía cometió contra revolucionarios republicanos. La relación de la corona española con los genocidios inquisidores en Europa, África y en América, el sometimiento de pueblos y la desaparición de culturas. Deberían mostrar la pestilente sangre alrededor de esos parásitos anacrónicos que se siguen manteniendo del lucro y la explotación de “su pueblo” y de otros donde llegan los tentáculos de sus Estados y sus aliados.
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