Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 25 de setiembre de 2005
Los reflejos confunden, encandilan, el entorno es extraño, las consecuencias se contradicen.
Comisarios y funcionarios del Ministerio de Justicia y Seguridad convertidos en vedettes tras el fusilamiento a un jugador, buscando felicitaciones por no repetir ese brutal accionar, que fue extraordinario por ser dentro de la cancha, pero cotidiano tras los límites del alambrado, las paredes y la opinión pública.
Otros funcionarios, y dirigentes de la Liga Mendocina de Fútbol festejando un masivo reclutamiento de pequeños embarcados en la ilusión de jugar en Boca, avalando la trata y el comercio de pibes, lejos de toda
planificación y respeto por los derechos de los niños.
En una semana se escenificaron dos suntuosos megafestivales de boxeo, mientras que dos de los pocos dirigentes que quedan se disputan la presidencia de la federación local, jaqueando la institución y el impresionante crecimiento obtenido en los últimos años.
Los aires preelectorales invaden todas las actividades, y cualquier accionar es bueno para marcar
presencia, territorio. Políticos en las canchas jugando a ser hinchas, el “ciudadanos comunes”, buscando ganar un voto, respaldar un puntero, prometer cualquier cosa y seguir ignorando realidades.
La mayoría de los equipos en torneos nacionales se ven obligados a jugar en el Estadio provincial, y éste, administrado como un botín, no es cedido en igualdad de condiciones para que se entrenen, otorgando, en forma indirecta, ventajas a los equipos foráneos; otro granito de arena para la sostenida mediocridad en
la que sobrevivimos deportivamente.
Pero no todo es tan oscuro, Mendoza este año contará en su historia con dos mundiales. Quizás algunos de los pibes reclutados se “salvará” y la tajada dejará a varios con un pedazo. Los policías seguirán un tiempito más sin armas en los espectáculos públicos, por lo menos para las fotos. De tantas promesas los políticos darán algo y quizás sea un acierto con vistas al futuro.
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