Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 9 de abril de 2006
Una nueva novela de una conocida colección.
Hora le toca a la discusión entre Juan Pablo Sorín y Juan Sebastián Verón, que tras la disputa de un partido de la europea Liga de Campeones abrió viejas y recurrentes rencores.
Reavivó atrayentes temores, fantasmas derrotistas y dialécticas absurdas. El Mundial 2002 quedó más cerca que el del 2006; y bueno… queda claro que el fútbol se ha vuelto más atractivo, más rentable fuera de la
cancha que adentro. Se trata de un juego donde bien vale no cerrar heridas, donde un grupo de lobbistas, algunos poderosos, arman su equipo, y de paso presionan y hacen sentir su poder político por no contar con la condición de “oficiales”.
Por nuestras tierras vemos cómo se evidencia ese fraude que ha impuesto la AFA, el promedio del descenso: vemos cómo el Atlético San Martín pelea arriba el Clausura de la B Nacional y está cerca de perder la categoría pero también muy cerca de la punta y parece que su gente todavía no se entera.
Por su parte el púgil con mayor proyección en el boxeo argentino, Daniel Tatú Brizuela, este fin de
semana no pudo combatir porque desde la Municipalidad de la Capital inhabilitaron el estadio Pascual Pérez de la Federación
Mendocina de Box. Lo extraño, de esta otra novela, es que sólo está “clausurado” para el boxeo (se practican otros deportes) y por una cuestión de internas y venganzas políticas dentro de la Comuna. Y pensar que Brizuela es boxeador de un gimnasio de ellos…
Es así, todo con formato de novela. Los best sellers se ponen de moda y ganan sus adeptos.
Hace unos meses en cada rincón uno encontraba un tombino, ahora un, leproso.
Una novela extradeportiva donde Verón no quiere ser sinónimo del pasado; San Martín no toma conciencia de su presente y a Brizuela le niegan su futuro.
Distintos capítulos, personajes e historias que van y vienen construyendo historias con objetivos y sin
trasfondos.
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