Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO, 10 de setiembre de 2006
La diferencia entre amateur y profesional cada vez es más difusa, confusa y contradictoria.
Obviamente sucede lo mismo entre lo lúdico del juego y lo laboral, que se ha desprendido de éste como del
espectáculo.
La estructura –en su mayoría– de las distintas disciplinas del deporte mendocino es hiperimprovisada y no termina (no puede, no quiere y no sabe) de definir cuáles son las metas, objetivos y “espíritu” (concepto alguna vez utilizado por el COI ) que rige.
Vemos en las divisiones formativas con entrenamientos “duros”, rígidos y diarios, a pibes a los que no se le
hace un seguimiento médico, alimenticio y social. Pero eso sí, todos los chicos tienen manager, representante o algún otro tipo de “cafisho” que los tiene “fichados”.
No sólo en nuestro triste y despoblado fútbol de entrecasa tenemos deportistas que intentan ser profesionales (cobrar un sueldo), también hay basquetbolistas que lo hacen en clubes que están cada vez
más lejos de las ligas de élite.
Jugadores/as de hockey sobre césped y sobre patines buscan “mostrarse” constantemente en algún certamen internacional para poder emigrar a las ligas europeas o norteamericanas; para los del vóleibol hasta en Chile consiguen una “diferencia”. Ni que hablar del ciclismo, donde ser de élite es simplemente ser profesional.
Bien, es cierto, los conceptos amateur y profesional se funden y se confunden. Los amateurs quieren ser profesionales y los profesionales sobreviven como amateurs.
Pero la mayoría juega, y para hacerlo tiene hacer muchos esfuerzos para pagar a los verdaderos profesionales que tiene el deporte en nuestra provincia: árbitros, jueces, planilleros, etc., son éstos los que sobrevalúan la simple planilla de cualquier cotejo, de pibes a veteranos y de amateurs (los de verdad) a profesionales.
Pongamos un ejemplo, hagamos la prueba: si en el básquet femenino no cobraran la famosa planilla ni los
aranceles de los árbitros, seguro que reaparecería con fuerza la Liga de primera. Otro ejemplo, en el voley, se dejarían de desafiliar equipos y otros incorporarían inferiores.
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