Por ajedrez en las plazas y las escuelas

Suplemento Ovación (página 2),

Diario UNO de Mendoza

Tranquilas, silenciosas, orgullosas de mostrarse y saberse vulnerables. Así son esas personalidades del  ajedrez que otra vez pasaron por Mendoza.
Ésta es vez la excusa fue el campeonato Argentino, y seguro que volverán al Memorial Manuel Pereyra o a otro torneo, ya que, desde hace mucho tiempo, referentes locales trabajan (insisten con paciencia y pasión ante oídos sordos) para popularizar esta actividad, llevarla a todos los clubes, crear escuelas e instalarla  dentro de la currícula del sistema educativo.
Este juego milenario y cosmopolita, simbolista y estratega, no deja de ser una ciencia, pero tampoco un deporte, ya que necesita de un cuerpo preparado, fuerte, consistente para sostener una mente que a la vez pueda desarrollar al máximo el razonamiento y una psiquis que no se quebrante.
Sobre ese tablero hay piezas (trebejos) que simbolizan la guerra, pero quienes luchan no son esas figuras, sino dos personas buscando imponer una estrategia, una técnica, una táctica, una idea, una teoría, una cosmovisión.
Necesitamos tableros en los clubes, las plazas, las escuelas... ¿Qué mejor forma de aprender matemática que jugando?, ¿no? ¿Qué mejor forma, antes de estrellarse con el facilismo fáctico (el sentido común), que
comprender todo ese mundo que se teje, que hay por resolver en dos o tres jugadas posteriores?
El ajedrez necesita del cuerpo y de la mente. Enseña a atacar, a defenderse, sabe de sacrificios y derrotas, de constancia, de victorias y, sobre todo, la necesidad, la posibilidad y la satisfacción de jaquear al rey.
Mas allá del prestigio que le dan a esta tierra torneos como el Argentino o el Memorial Pereyra, estos torneos generan curiosidad en aquellas personas que no están emparentadas con este juegociencia
deporte. Habría que aprovecharlos para que sean asimilados como parte de nuestra cultura y nuestra educación, algo que el Alfil sabe y de lo que está convencido. Por eso, mas allá del color que le toque ocupar dentro del tablero, busca conducir su bando, que tiene la iniciativa, ya que no se convence con pactar tablas.