Diario UNO de Mendoza (página 10), 16 de enero de 2012
Es el cómodo e hipócrita lugar desde donde se cataloga, se
juzga y se estandariza
La mirilla es el lugar desde donde se cataloga, se juzga y
se estandariza. Desde donde se aprecia al mundo, como si quien sostuviera la
sesgada mirada no fuera parte del mismo, de lo mismo.
Y tras esos vistazos, el prejuicio, el desprecio y el miedo
se desparraman en el burbujeo hipócrita de la narración cotidiana donde el
otro, siempre culpable, es el detonante que arrastra un sinfín de calificativos
y argumentos con los que sólo reproducen las miserias con las que recrean y
refuerzan un mundo miserable.
Tras un apagón generalizado, un funcionario comentó, seguro
y convencido: “Y qué querés, si ya en cualquier barrio tienen aire
acondicionado”. La frase, según la época y el lugar, se puede adaptar a
cualquier electrodoméstico. Lástima que quien lo dijo se rasga la vestiduras (y
lucra) como representante del campo nacional y popular. ¿Contradicción? Jamás,
si luego encontrará su justificación al entregarse en su mundo de mirillas
electrónicas tras el muro, en su barrio amurallado que lo separa de esos que
osan poseer bienes de consumo que el sentido común tiene reservado para unos
pocos.