Diario UNO de Mendoza (página 10), miércoles 23 de enero de 2013
La recurrencia de mostrar y justificar una parte de la realidad para ocultar otra y otras
Una verdad es sólo parte de alguna mentira.
Veamos al presidente norteamericano, Barack Obama, en su discurso de asunción de su segundo período presidencial esgrimiendo esa trillada abstracción que es la palabra “libertad”, cuando como líder de la nación más poderosa del mundo, sigue militarizando todos los territorios estratégicos del universo para no perder, sobre todo, el control económico de un Estado que trabaja para el lobby de las principales empresas del globo.
Armamento, ocupación política y militar es la relativa condición de “libertad” de unos pocos sobre la sujeción y subordinación de otras mayorías, también condenadas a la “mentira” de sus verdades.
Veamos cómo esta “verdadera” inseguridad o esas verdaderas leyes y sus verdaderos procedimientos que terminan baleando a quien no deben balear para dejar en claro la inseguridad que provocan las armas, los armados, los procedimientos y sus leyes a las que poco les importa el gatillo fácil al que, al final, se esconde detrás de alguna verdad. La sangre en el asfalto deja su escritura para la construcción de una realidad que no es de mentira.
Veamos cómo sobre
Veamos cómo la verdad se escribe también sobre el murallón que divide dos realidades y donde una con la supremacía del estético revoque acalla los argumentos de aquellos donde la sombra se recuesta con sus prejuicios atesorados en las explicaciones del discurso social dominante. Es la pared que no necesita de un cartel o grafiti para denotar todo su simbolismo, que se diluye y deconstruye según la posición frente al meridiano. Un barrio es un barrio por más que el adobe y la chapa le borren sus derechos.
Veamos cómo la “idea” o el pretexto de ordenar el tráfico (y sobre todo, el estacionamiento) será la mentira que alimente la verdad que podría ser el aumento de la recaudación en las arcas oficiales.
Estos cinco ejemplos nos empujan a afirmar como una verdad el relativismo, aunque este también es excusa para esconder, o no avanzar, sobre el fondo y el trasfondo. Para declarar la negación de toda transformación que, en síntesis, es sellar lo establecido como verdad absoluta.
Está claro, no somos todos iguales ni con los mismos derechos y posibilidades. El quién está en estrecha relación con el cómo y, sobre todo, en el relato que se hace (o se oculta) el porqué.
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