Fe, espionaje y humo blanco

Miércoles 13 de febrero de 2013, Diario UNO de Mendoza (página 10)

Las internas en el gobierno del Vaticano disparan una renuncia, profecías y apuestas.

Un alud, o algo parecido, sacudió el Vaticano. Ese pequeño y poderoso Estado enclavado en el centro de Roma tiembla. No la religión, no los tabúes, no la doctrina de la culpa: se estremece su estructura, su gobierno. Entre los influyentes residentes del centro del mundo del catolicismo fue más la sorpresa que causó el rayo que cayó sobre la cúpula de la Basílica de San Pedro que la renuncia de Joseph Aloisius Ratzinger.

En pocas horas la profecía de Malaquías sobre el triunfo del anticristo sobre el último Papa (el que viene) ya medía mejor en los diarios digitales que la trama de espionaje y conspiración que encierra esa organización críptica, donde los escándalos por los miles de abusos sexuales siguen sacudiendo una aceitada armazón que pierde cada vez más fieles y credibilidad.

Conservadores y ultraconservadores ahora se disputan el trono que deja el Papa, ven que el agnosticismo y las prácticas religiosas seculares ganan espacios, lo que les resta poder para negociar con gobiernos y lograr espacios para sus laicos dentro de ellos.

No sólo las internas políticas servirán para entender el entramado de luchas dentro de la cúpula que regula una gran parte de la vida de millones de personas. También están el mercado y las finanzas dentro de la globalización económica de la que desde el Vaticano fueron pioneros y desde donde aparecerán datos claves para entender la caída de quien lidera el milenario orden burocrático financiero con fuertes conexiones con empresas multinacionales.

Cada vez se les hace más difícil ocultar detrás de la retórica los mitos y los ritos, esos excesos de humanidad absueltos de toda condena.

Una movida. Un enroque para evitar que los peones negros de la historia sigan acosando al encumbrado rey.

¿Quiénes empujan la renuncia, qué buscan? Son interrogantes para sumar y poder entender el negocio de la fe, del miedo, la culpa y sus solapamientos, con más miedos y culpas, para afianzar la fe que sostiene el negocio.

Nada nuevo, pero incómodo cuando sale a la luz. La fuga de documentos secretos, conocido como “Vatileaks”, desde donde se develan las relaciones con funcionarios de gobiernos europeos, con la mafia, con cardenales involucrados en cientos de casos de abuso infantil, son una gota más que invita a la deriva para salvar un viejo galeón.

Por ahora las casas de apuestas, otra religión en boga, en Europa tienen a la cabeza de los elegidos para el sillón de Pedro a dos cardenales africanos. Todo apunta a no estar lejos de la profecía de Malaquías. Aunque también está claro que en marzo habrá humo blanco para asegurarse de que todo siga tan parecido, para que no cambie nada con aires de un cambio que castigará todo lo pecaminoso
que prolifera muros afuera del Vaticano.