jueves, 25 de abril de 2013

Cuando la poesía no es enchastre

Diario UNO de Mendoza (página 12), miércoles 24 de abril de 2013
Se está apoderando de los muros y logra reivindicar un viejo movimiento de resistencia
Retomemos. Un giro en la descripción cambia el foco, desentona el prejuicio. Ahora la noticia, una de las tantas, que sobrepasó la saturación informativa, cuenta de un grupo de pibes y pibas mendocinos que se encargan de embellecer con palabras los muros de la ciudad. Son los que integran el movimiento de Acción Poética, una tendencia proveniente de México y que consiste en militar frases y versos en las paredes de la ciudad.
Retomemos. En esta misma columna se escribía hace un año y medio “…vale reivindicar, sostener y defender esa manifestación que agitan las paredes, los muros, los caños que le dan formas a la ciudad. Carteles, afiches, publicidades, pintadas y grafitis compiten por conquistar visibilidad. Se tapan, se rayan, se superponen, se descascaran resucitando a uno más antiguo y crean expresiones que van más allá de sus objetivos; se funde lo fáctico con lo sensible, pero lo cotidiano se vuelve original, asombroso”.

La columna se titulaba “Qué bello es el enchastre” y obviamente buscaba mostrar otra visión de la campaña contra las pintadas que desde las comunas se hacía.
¿Algo cambió? Obviamente que la etiqueta de poesía antes que la poesía tiene un valor poético que sobrepasa las palabras que dan sentido y se encarna en los facilistas y efímeros valores. O será que detrás de los pinceles y brochas hay una organización, un “credo” que logra su justificación desde lo políticamente correcto, más allá de la “toma de la plaza pública”, de la “poesía como protesta social”.
Retomemos. Reivindiquemos y acompañemos que las ideas, los sueños y la belleza de las palabras se apoderen de las murallas, que ese acto de rebeldía no cueste la vida como en los ’70 o la cárcel como en décadas después, ya que las moralejas, las consignas y la poesía, los colores, los dibujos y los afiches no son nuevos en nuestra paredes, por suerte reviven las ideas y las acciones para empoderarse, sublevarse, resistir, trascender.
Ya que el muro que nos ciega de lo que pasa detrás de él, en él se pueden visualizar nuevos mundos, de utopías y fantasías.

Más murales, pintadas, frases y afiches. Y mucho color para entibiar la gris categoría de contaminación visual. Más y más hasta que nos asquee el tarifado cartel publicitario.
Sobre este bello enchastre al que volvemos a defender vale citar, nuevamente, a Julio Cortázar quien describía este fenómeno como “un sistema de constelaciones mentales y, sobre todo, de constelaciones sentimentales…. Conjunción del tiempo, la memoria y el trabajo colectivo”.

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