Diario UNO de Mendoza (página 11), miércoles 29 de mayo de 2013.
El pibe se quiere involucrar, investiga, lee, pregunta pero las cosas no le cierran. Lo confunden.
El pibe investiga, lee, escucha y las cosas no le cierran. Pregunta y las respuestas lo confunden más. No entiende. Y… sí, la política argentina es compleja, más aún la historia de este país. Pero el pibe quiere votar, se quiere involucrar, lo moviliza la bronca ante las injusticias, quiere hacer algo.
Los oídos del pibe reciben la sabiduría de los mayores, de esos que con el método comparativo hilvanan como aporte sustancial prejuicios, noticias e hitos históricos, obviamente descontextualizados, sin argumentos.
El pibe ve que podrá elegir, que hay candidatos, por suerte, y que la mayoría se le presentan como lo novedoso, la renovación, pero son más viejo que lo antiguo. De todas formas el encumbrado victorioso de alguna de las derrotas está ahí esperando volver, para seguir.
El pibe estudia, revuelve y se encuentra con viejas papeletas electorales. Otra sorpresa: los antagonistas en boga fueron socios y compañeros de fórmula. Revisa las alianzas y se sorprende de la facilidad para ir y venir, para repartir cómo los de un lado fueron funcionarios de los de este lado y ahora están enfrente. ¿Están enfrente o será que se van turnando en el mostrador, por no decir en la caja?