Diario UNO de Mendoza (página 10) 26 de febrero de 2014
Y así, una vez más, el paraguas no funciona. Un vidrio que se empaña y la noche se apresura.
Tiempo de filtraciones esa lógica donde una materia más pesada ocupa el lugar de una más liviana y la desaloja.
Claro, las grietas estaban y ya eran grietas, aunque sólo reciban su reconocimiento cuando son ocupadas, atravesadas, vencidas. Transcienden en su derrota.
Lo pandito se pone en duda y también en jaque. De charcos a baches. Los pozos también estaban, sólo los despejó la correntada. Agua que se lleva la excusa, la cáscara, de una licitación.
Y esa correntada hacia el Este es río que deja de ser seco, es pendiente, es gravedad. Es arrastre. Es un finito que se extiende, por un rato. Y el polvo y el brillo de las piedras esperan.
Y los bichos también. Se trata de esos insectos, gérmenes y hongos que salen de sus guaridas, se reproducen e incomodan gargantas, macetas y racimos. Bichos a la espera de un químico que les obligue la retirada o del triunfo sobre el humedal conquistado.