Diario UNO de Mendoza (página 10) 26 de febrero de 2014
Y así, una vez más, el paraguas no funciona. Un vidrio que se empaña y la noche se apresura.
Tiempo de filtraciones esa lógica donde una materia más pesada ocupa el lugar de una más liviana y la desaloja.
Claro, las grietas estaban y ya eran grietas, aunque sólo reciban su reconocimiento cuando son ocupadas, atravesadas, vencidas. Transcienden en su derrota.
Lo pandito se pone en duda y también en jaque. De charcos a baches. Los pozos también estaban, sólo los despejó la correntada. Agua que se lleva la excusa, la cáscara, de una licitación.
Y esa correntada hacia el Este es río que deja de ser seco, es pendiente, es gravedad. Es arrastre. Es un finito que se extiende, por un rato. Y el polvo y el brillo de las piedras esperan.
Y los bichos también. Se trata de esos insectos, gérmenes y hongos que salen de sus guaridas, se reproducen e incomodan gargantas, macetas y racimos. Bichos a la espera de un químico que les obligue la retirada o del triunfo sobre el humedal conquistado.
Y la acequia se reencuentra con su trabajo, contiene, deriva, pero colapsa, se tapa; mientras el destape tiene como protagonista a la cloaca, la que saca a la superficie todas sus vergüenzas.
Lluvia, transformación; el barro que no lo fue y lo había sido lo volverá a ser. Sombras con sus musgos, esquinas de nuevos arenales, sembradíos de plásticos que fueron envases.
Son los nuevos olores, los del cambio, la vivacidad, y los de la podredumbre que se acelera. Y esas narices que apuntan y se esconden, se arrugan y también moquean, las que se soplan y se arrastran.
Son pronósticos. Estadísticas. Interpretaciones. Y alguna historia que conmueve, que parece única.
Es resbaloso, pero cuando más se corre. Son cancelaciones, postergaciones, demoras. Nuevos gastos. Otros consumos.
La tormenta es también inundación, derrumbe, aislamiento, frío, nailon y colchones mojados. Hombros tristes cubiertos por una frazada asistencialista. Es un resaltador de las diferencias, que luego con el sol (y con el relato) se diluye.
Volverán las tormentas, los temporales, las sudestadas, las lluvias, para que mojen, alerten e incomoden. Inunden y derrumben. Para que nada cambie.
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