jueves, 10 de julio de 2014

Y la Justicia otra vez siguió de largo, o está de receso, o paseando en Brasil

Diario UNO de Mendoza (página 10), 9 de julio de 2014

Y la Justicia siguió de largo en San Martín, o no estaba para perder tiempo comprometiéndose con eso que uno no debe comprometerse, o quizás está de vacaciones, de receso, tal vez andaba por Brasil acompañando a algún barrabrava en un bar en la playa tras un partido, y luego de comprar entradas de reventa a un dirigente connacional. O quizás se había tomado el tiempo necesario para consolar y aconsejar a algún vicepresidente y explicarle que se trababa de un error, que todo estaría como tiene que estar, que algo raro había pasado, que la cosas no funcionan así.
O puede ser también que la Justicia se había calzado el casco y amparada en la ley antiterrorista baleaba y detenía trabajadores y trabajadoras que defendían sus puestos de trabajo. 
La justicia como concepto termina siendo sólo un deseo, una consigna, una necesidad. 
La Justicia, esa de acá, de un poco más allá o hasta la del juez Griesa, es un mismo gremio, la misma corporación. Una estructura compleja, burocrática pero efectiva para lo que debe efectivizar.
En lo concreto o abstracto no deja de ser una institución, y como tal, alrededor de esta crece el lucro montado bajo ideas, valores y normas conseguidas gracias a amedrentar, moralizar y reproducir prejuicios, y cuando hace falta acortar caminos ordenando el uso de la fuerza, los cerrojos, los silencios. 
Otra vez la Justicia pasó de largo. Esta vez no tuvo parada en San Martín. 
Y es así, no hay mejor ejemplo que señalar que hay jueces que hasta hace muy poco decidían sobre el bien y el mal, juzgaban y administraban culpas y condenas, multas y libertades; y ahora están sentados en el  banquillo de los acusados de delitos de lesa humanidad: asesinatos, violaciones, robos de bebés, torturas, secuestros, rapiñas.
Es la Justicia que hace política y es la política que hace negocios. Es la Justicia que frena obras, y con estas los diezmos y los recursos para campañas. 
Si bien esto no es nuevo lo terrible es que los sometidos bajo la  espada de la Justicia siempre son los mismos, los que la comprometen, los que se animan a refutarla, los que quieren cambiarla; jamás actuará contra sus socios, secuaces o sicarios. 
La romántica cortina de humo hablará de una crisis institucional, y la salida será cambiar la figurita que cuelgue su nombre bajo la efigie de los ojos vendados. 
En San Martín, como en otros tantos miles de lugares, la Justicia pasó de largo se burló nuevamente del pueblo, de los que están del lado flaco de la balanza, de los que nacieron condenados.

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