Diario UNO de Mendoza (página 8), 17 de setiembre de 2014
Un nuevo precandidato buscará lograr adhesiones, acuerdos, superar internas y hasta imponerse en las PASO, y ahí con su nombre estampado debajo del sello que tiene un piso asegurado podrá ir a la carrera que lo deje con la baraja en la mano.
El Decimoprimero cuenta con el apoyo de un ex intendente, pero no es bien visto por el padrino político de éste. Eso sí, ya cerró con un financista para su campaña, es el mismo que se encarga del cash y otros lobbys para uno de los también aspirantes pero del opositor partido del número 11.
El tipo no es muy conocido ni tiene mucha militancia. Hace un tiempo, tuvo su primer y único trabajo como asesor de un asesor de un pasante.
Cuenta con algo de verba y está haciendo una capacitación acelerada en el Instituto de Frases Hechas Acuarium, dirigido por el tortugo Jorge.
Acá vale aclarar que el bicho acuático dicta estos cursos como parte de las tareas que intramuros, intrarejas o, más bien intravidrios, se han destinado a los privados de la libertad, y el programa consta en persuadir al alumno para que utilice el sentido común de las expresiones cotidianas que tan efectivas les han sido a todos esos funcionarios que ensanchan las cárceles humanas, para humanos y para animales, y con las que además zafan de ellas, de las cárceles no de las frases.
En síntesis, el tortugo le aconsejó, “y esto sólo para empezar”, que “tenga un espíritu grande” para centrarse en tres ejes, en tres imanes para seducir a varios sectores a la vez, que con poco se gana mucho, se permanece y se reina.
Y así por ejemplo le dijo al Decimoprimero: “Levantá las banderas de la revolución, del antiimperialismo y demostrá cómo al usurero lo hacemos venir a casa para pagarle y no vamos a la de él. Ni se te ocurra meterte con la validez y la historia de esa deuda, y los intereses y todo eso. Arengá nada más”.
Lo segundo que le aconsejó, pero tan importante que debería ser lo primero que debería hacer, es tener una agrupación, una corriente propia.
“Buscás un nombre propio, le ponés un artículo adelante y listo, no te olvidés de darle manija con banderas, pines, remeras y un I. No importa si el personaje que lleva el nombre de tu agrupación es intrascendente, mediocre o contradictorio. Lo importante es tenerla y luego vincularla dentro de alguna de las facciones clásicas del partido, que les sirve para engrosar el aparatito”.
Don Decimoprimero sabe escuchar, algo que le enseñaron para poder hacer oído sordo. Y así llegó la tercera consigna. “Mirá, tenés que contentar por todos lados. Para eso hay que levantar barreras, un poco de elitismo encubierto; por ejemplo, prometé que ampliarás lo subsidios a la educación privada o que no los tocarás, así con lo privativo que reproduce lo público contentás a los privatizadores con tu accionar privatista”.
Señores y señoras, el número 11 necesita su voto.
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