Diario UNO de Mendoza (página 10), Miércoles 7 de marzo de 2012
La lógica de la Presidenta , y su propaganda,
es seguir subestimando la educación pública
Parados al frente, y de frente, materializan como nadie, sin
quererlo (y muchas veces sin asimilarlo), al Estado. Son el blanco de reclamos,
desahogos, desconciertos y vacíos. Están atrapados por la propaganda que
encubre, por la realidad que arrasa.
Se trata de las y los docentes, quienes cargan con la prestada pesada mochila
llena de folios truncos, contradictorios y derrotados de políticas educativas.
Aunque sí les son propios sus bolsillos enflaquecidos.
Tutelan a las pequeñas víctimas e hijos de víctimas de sucesivas políticas excluyentes, en una coyuntura donde la escuela ha quedado fuera de todo registro significativo, muy lejos de las esencias ideales, utópicas, románticas y críticas con las que se les daba un valor, y una función, relacionada con el crecimiento, la creación, la proyección, el ascenso o la transformación social.
En los ’90 se organizó y visibilizó cómo la escuela pública (con todo lo que público significa y connota) era desfinanciada, destruida. Para contraponer, se repitieron parches de cabotaje y la estigmatización sobre el personal de la educación al que no se le perdona la toma de posición, la conciencia en sí y para sí.
En la política, las palabras tienen un valor no sólo simbólico, también demarcan el terreno y llaman a la acción. Cuando la presidenta Cristina Fernández dijo la semana pasada en el Congreso que maestras y maestros “han quedado atrapados en la lógica dela Carpa Blanca ”, los volvió a juzgar, a condenar, y
llamó a profundizar el enfrentamiento que tienen los/as docentes en la
comunidad educativa.
La Carpa Blanca es un fantasma, si bien se desarmó tras una ley de financiamiento y se aumentó el presupuesto. La educación sigue relegada, no deja ser “un gasto” en tiempos donde la “lógica” es lucrar lo más rápido posible con la producción primaria del agro o los recursos naturales, para los cuales, obvio, no hace falta mucha cualificación intelectual. Es más,el conocimiento también arrastra la peligrosa “lógica” de personas políticamente incorrectas: pensantes, críticas, opositoras y demandantes.
Cursos atestados de alumnos, superando cualquier “lógica” de posibilidad didáctica no alarma a los funcionarios. No se han puesto a analizar el éxodo de los últimos años hacia la educación privada (en la mayoría de los casos con subsidio estatal y tan paupérrima como la pública) como síntoma de la lógica de un Estado que está muy lejos del discurso y la propaganda que impregna sin pruritos.
Mientras la escuela pública sigue tambaleando, y resistiendo gracias a quienes aun dentro de ellas creen en ellas, el Gobierno la sigue haciendo cargo de políticas sociales, encerrando (sin ningún interés en desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje) a los más pobres. Les exigen a educadores la función de trabajadores sociales, policías y psicólogos.
Burócrata contrasentido Esos que le quitan sentido a la frase “nacional y popular”, esos enriquecidos burócratas que no viven de un sueldo docente, esos funcionarios públicos que se aumentan 100% sus haberes ¿mandan a sus hijos a las escuelas públicas?, ¿se atienden en hospitales públicos? Obvio que la mayoría no; está fuera de su “lógica”. Necesaria sería una ley que se los obligue.
Ayer en casi todo el país hubo un contundente paro docente; en Mendoza, la movilización se registró la semana pasada. Y... sí, mal que le pese ala Presidenta y a sus
propagandistas, está dentro de la “lógica” de la clase trabajadora, de la
“lógica” de dignidad que algunos aprendieron alguna vez en la escuela y que
está mucho más allá de las alianzas políticas con algunos gremios. Esa misma
dignidad que alguna vez se hizo presente con la Carpa Blanca , que
marcó que es imposible soñar con un mundo mejor sin una verdadera educación
pública.
Tutelan a las pequeñas víctimas e hijos de víctimas de sucesivas políticas excluyentes, en una coyuntura donde la escuela ha quedado fuera de todo registro significativo, muy lejos de las esencias ideales, utópicas, románticas y críticas con las que se les daba un valor, y una función, relacionada con el crecimiento, la creación, la proyección, el ascenso o la transformación social.
En los ’90 se organizó y visibilizó cómo la escuela pública (con todo lo que público significa y connota) era desfinanciada, destruida. Para contraponer, se repitieron parches de cabotaje y la estigmatización sobre el personal de la educación al que no se le perdona la toma de posición, la conciencia en sí y para sí.
En la política, las palabras tienen un valor no sólo simbólico, también demarcan el terreno y llaman a la acción. Cuando la presidenta Cristina Fernández dijo la semana pasada en el Congreso que maestras y maestros “han quedado atrapados en la lógica de
La Carpa Blanca es un fantasma, si bien se desarmó tras una ley de financiamiento y se aumentó el presupuesto. La educación sigue relegada, no deja ser “un gasto” en tiempos donde la “lógica” es lucrar lo más rápido posible con la producción primaria del agro o los recursos naturales, para los cuales, obvio, no hace falta mucha cualificación intelectual. Es más,el conocimiento también arrastra la peligrosa “lógica” de personas políticamente incorrectas: pensantes, críticas, opositoras y demandantes.
Cursos atestados de alumnos, superando cualquier “lógica” de posibilidad didáctica no alarma a los funcionarios. No se han puesto a analizar el éxodo de los últimos años hacia la educación privada (en la mayoría de los casos con subsidio estatal y tan paupérrima como la pública) como síntoma de la lógica de un Estado que está muy lejos del discurso y la propaganda que impregna sin pruritos.
Mientras la escuela pública sigue tambaleando, y resistiendo gracias a quienes aun dentro de ellas creen en ellas, el Gobierno la sigue haciendo cargo de políticas sociales, encerrando (sin ningún interés en desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje) a los más pobres. Les exigen a educadores la función de trabajadores sociales, policías y psicólogos.
Burócrata contrasentido Esos que le quitan sentido a la frase “nacional y popular”, esos enriquecidos burócratas que no viven de un sueldo docente, esos funcionarios públicos que se aumentan 100% sus haberes ¿mandan a sus hijos a las escuelas públicas?, ¿se atienden en hospitales públicos? Obvio que la mayoría no; está fuera de su “lógica”. Necesaria sería una ley que se los obligue.
Ayer en casi todo el país hubo un contundente paro docente; en Mendoza, la movilización se registró la semana pasada. Y... sí, mal que le pese a
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