jueves, 8 de marzo de 2012

Bajo los espectros de la Carpa Blanca

Diario UNO de Mendoza (página 10), Miércoles 7 de marzo de 2012
La lógica de la Presidenta, y su propaganda,
es seguir subestimando la educación pública

Parados al frente, y de frente, materializan como nadie, sin quererlo (y muchas veces sin asimilarlo), al Estado. Son el blanco de reclamos, desahogos, desconciertos y vacíos. Están atrapados por la propaganda que encubre, por la realidad que arrasa.
Se trata de las y los docentes, quienes cargan con la prestada pesada mochila llena de folios truncos, contradictorios y derrotados de políticas educativas. Aunque sí les son propios sus bolsillos enflaquecidos.
Tutelan a las pequeñas víctimas e hijos de víctimas de sucesivas políticas excluyentes, en una coyuntura donde la escuela ha quedado fuera de todo registro significativo, muy lejos de las esencias ideales, utópicas, románticas y críticas con las que se les daba un valor, y una función, relacionada con el crecimiento, la creación, la proyección, el ascenso o la transformación social.
En los ’90 se organizó y visibilizó cómo la escuela pública (con todo lo que público significa y connota) era desfinanciada, destruida. Para contraponer, se repitieron parches de cabotaje y la estigmatización sobre el personal de la educación al que no se le perdona la toma de posición, la conciencia en sí y para sí.
En la política, las palabras tienen un valor no sólo simbólico, también demarcan el terreno y llaman a la acción. Cuando la presidenta Cristina Fernández dijo la semana pasada en el Congreso que maestras y maestros “han quedado atrapados en la lógica de la Carpa Blanca”, los volvió a juzgar, a condenar, y llamó a profundizar el enfrentamiento que tienen los/as docentes en la comunidad educativa.
La Carpa Blanca es un fantasma, si bien se desarmó tras una ley de financiamiento y se aumentó el presupuesto. La educación sigue relegada, no deja ser “un gasto” en tiempos donde la “lógica” es lucrar lo más rápido posible con la producción primaria del agro o los recursos naturales, para los cuales, obvio, no hace falta mucha cualificación intelectual. Es más,el conocimiento también arrastra la peligrosa “lógica” de personas políticamente incorrectas: pensantes, críticas, opositoras y demandantes.
Cursos atestados de alumnos, superando cualquier “lógica” de posibilidad didáctica no alarma a los funcionarios. No se han puesto a analizar el éxodo de los últimos años hacia la educación privada (en la mayoría de los casos con subsidio estatal y tan paupérrima como la pública) como síntoma de la lógica de un Estado que está muy lejos del discurso y la propaganda que impregna sin pruritos.
Mientras la escuela pública sigue tambaleando, y resistiendo gracias a quienes aun dentro de ellas creen en ellas, el Gobierno la sigue haciendo cargo de políticas sociales, encerrando (sin ningún interés en desarrollar el proceso de enseñanza-aprendizaje) a los más pobres. Les exigen a educadores la función de trabajadores sociales, policías y psicólogos.

Burócrata contrasentido Esos que le quitan sentido a la frase “nacional y popular”, esos enriquecidos burócratas que no viven de un sueldo docente, esos funcionarios públicos que se aumentan 100% sus haberes ¿mandan a sus hijos a las escuelas públicas?, ¿se atienden en hospitales públicos? Obvio que la mayoría no; está fuera de su “lógica”. Necesaria sería una ley que se los obligue.
Ayer en casi todo el país hubo un contundente paro docente; en Mendoza, la movilización se registró la semana pasada. Y... sí, mal que le pese a la Presidenta y a sus propagandistas, está dentro de la “lógica” de la clase trabajadora, de la “lógica” de dignidad que algunos aprendieron alguna vez en la escuela y que está mucho más allá de las alianzas políticas con algunos gremios. Esa misma dignidad que alguna vez se hizo presente con la Carpa Blanca, que marcó que es imposible soñar con un mundo mejor sin una verdadera educación pública.

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