Diario UNO de Mendoza (página 10), 4 de setiembre de 2013
Si hay algo efectivo y a lo que no le temen los partidos tradicionales es la contradicción
Hay hechos, necesidades y decisiones que representan un quiebre, que marcan un antes y un después, por lo menos, en cuestiones políticas y económicas. Son esos hitos históricos, que por más pequeños que sean muestran el desenlace de los choques de intereses, de las negociaciones, de las conquistas y de las derrotas.Hace unos días los ciudadanos se vieron obligados a votar en una elección que sólo fue una encuesta casi sin margen de error. Qué se votó, a quién se votó, para qué se le entregó el voto a un representante. O mejor, tomando los dichos, comentarios, y posicionamientos de los candidatos mendocinos, sería preguntarnos qué diferencias hay entre los partidos, frentes y alianzas con representación parlamentaria. Y esa pregunta surge al ver cómo las listas parecen armadas para satisfacer al amplio mercado elector y por eso, y al mejor estilo supermercado, se ofrece de todo la mayor cantidad de horas y los siete días de la semana. La estrategia, entonces, parece estar en cómo promocionar algo que se parezca a una oferta.
Por ejemplo, veamos en temas como la minería que en el mismo partido, en la misma lista de candidatos hay posiciones totalmente distintas, unos a favor y con la imperiosa necesidad de “buscar inversores” y otros en contra, apoyados en organizaciones ambientalitas, ecologistas y antimineras. En el PD no es lo único que los separa. Es más, unos se dicen liberales y otros conservadores. Unos buscan alianzas nacionales y otros apuestan a las raíces provinciales.
Algo parecido pasa con temas como la estatización de YPF, la asignación universal por hijo, la despenalización de la marihuana, la “mano dura” y la legalización del aborto. Sobre estos temas vemos un abanico de posiciones y argumentos dentro del radicalismo, o de la lista radical, en la que más contradicciones encontramos si repasamos flirteos y alianzas pasadas con las que fueron rompiendo sin ninguna autocrítica o planteo “teórico”. Así, un día a Cleto lo expulsan y otro lo reciben ovacionado.
Con el justicialismo, las cosas son un tanto diferentes, son el oficialismo y el histórico partido único donde todo vale. Quizá por eso, por estas tierras, se encolumnaron, solo en el discurso, detrás de Cristina, con la menor cantidad de cristinistas posibles marcándoles la cancha, no siguiendo sus órdenes y de paso coqueteando con algún referente cercano a heredar el poder y no las manchas esos aliados enemigos. Así es casi imposible recordar cuál fue la idea de campaña que los movilizó.
Vienen elecciones legislativas, podemos dilucidar el voto de algunos de los personajes, pero jamás el de un partido, una agrupación o una lista.
Es más, la historia reciente nos demuestra la carencia de ideología, ética y conducta de nuestros políticos, y de nuestra política. ¿O será que las listas son eso: un rejunte, un mejunje para contentar a todos a la hora de elegir y contentar a los mismos de siempre a la hora de legislar?
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