Diario UNO de Mendoza (página 8) 6 de mayo de 2015
Hay sentencia, hay sensaciones, hay temores. Denuncias de un fraude que afirman que no fue fraude, un recuento que no tuvo recuento.
Los votos que no fueron, los que faltaron y los que sobraron.
Las urnas vacías, las repletas y las que no abrieron. Las que anularon.
Los telegramas testeados, los erráticos y los inexistentes. El recuento no fue recuento y huele a cuento.
El que había ganado terminó ganando. Los que ganaron terminaron perdiendo. Los que se impusieron fueron otros y por varios puntos. Los resultados cambiaron.
Los sobres que no abrieron, los que sobraron y los que no contaron. Tan pequeños y esforzados, tan maltratados.
Las boletas que desaparecieron y se transfiguraron, las que cambiaron de letra y con la misma cara en vez de recurrida fue nula, la letra muda que los dejó sin voz; las boletas olvidadas, y las que se reprodujeron dentro de las urnas y dieron a luz en el correo mientras esperaban el recuento que no tuvo recuento.
Los que votaron y no votaron. Esos 9.000 ciudadanos y ciudadanas cuya elección, decisión y derecho ejercido, sufragado, fue eliminado, negado, por pertenecer a esas cajas de cartón señaladas para reconocer esa parte de la historia que no cambie tanto la historia, esas que haga parecer que en el recuento donde no hubo recuento, sí hubo recuento.
Las autoridades de mesa que no fueron, las que fueron, las que asumieron, las que se equivocaron, las que no entendieron, las cómplices.
Los fiscales con boletas propias e impropias, con marcadores sobre el padrón, con la rosca dibujada en el rostro, y también, los que no estuvieron y dejaron librado a la suerte de las trampas de la estadística electoral el porcentual de su sello.
Pasaron las PASO y los mal pensados señalan la elección en Guaymallén como tramposa, corrupta, equívoca, viciada; como una farsa digitada, como una payasada. Pero no fue así, sólo allí un sector del oficialismo acusó al oficialismo de hacer trampa y la Justicia sin hacer justicia y en un recuento que no tuvo recuento constató a medias la farsa. Allí donde las cosas fueron muy parejas hubo que hacerse cargo del ruido, sólo del ruido, pero tranquilos que estas prácticas seguro se practican igual y desde hace rato en Alvear y en La Paz, y en Lavalle y Godoy Cruz, y también en Tandil y Jachal. En todos lados hay un sonriente peligroso que busca quedarse con el botín electoral, algunos con estrategias que exceden lo que dice la letra de esa ley hecha para los estrategas que la exceden.
La desconfianza estaba latente. Ahora crece. Se vienen las generales esa que definirá los cargos ejecutivos de los que ejecutan, y legislativos que allanan el terreno para los que ejecutan. Hay mucho en juego y lo más seguro es que los tramposos agudicen sus trampas y sus aprietes, que sumen más hampones y que contraten imprentas para papeletas que no le son propias.