Diario UNO de Mendoza (página 19) , 29 de abril de 2015
Y así un día (el lunes) uno de ellos, envalentonado, se salió del libreto y en territorio visitante atacó con una inesperada seguidilla de golpes directos. Acusó a la competencia de “complicidad con la gente que está en la delincuencia”, de “vinculación con grupos organizados de vándalos que azotan a todos los departamentos…”, de que “la Seguridad (como concepto y como Ministerio) de la provincia estuvo en los últimos siete años en manos de ese grupo –el gobernante en Mendoza y en la comuna donde se hacían las declaraciones–” sin moral, vinculado con grupos organizados de vándalos y cómplices de la delincuencia. Como chicana más abstracta tras tanta denuncia (sin denunciar) se jugó para rematar su estratégico ataque pidiendo un “cambio moral” en ese territorio a conquistar.
El contraataque llegó rápido y con armas parecidas, como con puños pulidos por el mismo entrenador, aunque todos sepan que defienden dos gimnasios históricamente antagónicos, por lo menos en sus sellos. Así, el sorprendido, que vio cómo lo boxeaban en su casa, se subió al libreto del contrincante y disparó: “Revisemos las sábanas de nuestros propios teléfonos, no soy yo quien alguna vez se ha comunicado con… (enumeró a algunos hampones ligados al narcotráfico y la violencia en el fútbol), yo no los conozco”. También lanzó entre los golpes las estadísticas que dejó su rival en la fallida gestión en Seguridad años atrás, y lo acusó como para dejar el pleito empatado en puntos, de ser parte de los que desmantelaron esa área.
Recordemos que los contrincantes del “combate de las honestidades” también son árbitros y jueces del pleito, son, en su rentable espectáculo, managers, promotores y quienes deciden el monto de la bolsa.
Para la próxima pelea están invitados los 18 intendentes y allí podrán concursar denunciando a sus colegas en lo que para ellos son nimiedades pero que les sumará un par de votitos. Por ejemplo podrán contar quién paga (financia) las millonarias campañas políticas; o quién no presentó declaración jurada de bienes (si es que alguno la presentó); o quién tiene a más mafiosos en su agenda de teléfono, y cuántas veces por día los recibe en su despacho, y a cuántos de ellos los tiene como asesores, funcionarios o proveedores; o cuántas compras se realizan sin licitación, y de quiénes reciben los diezmos más suculentos; o quién lleva más reelecciones o más años en la función pública; o quién tiene más familiares esparcidos por las listas de pago de sueldos oficiales; o quiénes están vinculados con prostíbulos, wisquerías y proxenetas, o quiénes tienen más denuncias por violencia de género.
El grotesco de los políticos está en sus formas, sus vínculos, sus gestiones y sus ambiciones evidenciadas en esas alianzas internas y externas entre pares lejos de ideas y proyectos. La miseria de la política sigue triunfando.
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