jueves, 14 de mayo de 2015

De lo único que están convencidos es de que muchos votos se les van al FIT

Diario UNO de Mendoza (página 9), 13 de mayo de 2015

El tercero en discordia será la salvación según indican los renglones resaltados en el rejunte de apuntes de los aprendidos de gurús políticos. Ya están en marcha las estrategias a una semana del lanzamiento de la campaña electoral para las elecciones generales mendocinas que terminarán consagrando, un mes después, al gobernador o gobernadora e intendentes que asumirán dentro de un semestre, y también a los legisladores que tomarán posesión de sus bancas casi un año después.
Panorama complejo, el oficialismo, con su versión más conservadora, pelea cabeza a cabeza con la alianza liderada por los radicales, que sumó a sus filas como aliados a gansos y neoliberales. Desde ambos bandos ven casi imposible sumar nuevos electores, pero sí el perder propios, por lo que la tercera fuerza, el Frente de Izquierda, se vuelve clave en el asunto.
Tras las PASO, para las elecciones que vienen no se pueden inventar nuevos partidos quitavotos, algo que las estrategias mazzonísticas dejaron bien enseñado en algunos de los que dibujan el futuro político de su provincia. Hay un acuerdo entre los politólogos, y es que las elecciones las ganará al que se le vayan menos votantes al FIT. Tras el segundo lugar conseguido por Del Caño en Ciudad, el mapa electoral y táctico cambió definitivamente.
Y así fue que alguien especuló en voz alta, y con encuestas en la mano, de que muchos votantes que apoyaron al Frente Para la Victoria en las PASO ahora se volcarían por el FIT, a lo que el mismísimo gobernador, Francisco Pérez, retrucó –afirmando esa especulación– al agregarle en su análisis que serían también muchos votos radicales lo que se mudarían para la boleta que lidera Noelia Barbeito.

 Desde hace varios días en bares, comités y unidades básicas se discute qué hacer, y luego siguen las discusiones en los búnkers, donde la reunión cuenta con mozo, entrada, plato principal, postre y un whiskicito para acompañar las maneras de tentar al elector del contrario de votar a otro contrario. También hay quienes ya trabajan en cómo ensuciar la cancha, o sea las mesas, los cuartos oscuros, las elecciones; cosa que lograron en Guaymallén y sembraron de desconfianza para lo que se viene. También en esas reuniones se anotan financistas, se tildan padrones y se reclutan trafics. “Esta elección no se puede perder”, dicen de un lado y del otro.
Mientras el oficialismo sigue con las pocos creíbles y hasta desagradables fotos de “unidad” entre acusadores y acusados, entre fieles e infieles, el bloque UCR-PD-PRO trata de guardar silencio, la gran estrategia que les permite no sacar a la luz las tremendas diferencias, o las tristes coincidencias, que los unen. Por su parte, el FIT buscará capitalizar la inmejorable coyuntura local justo cuando a nivel nacional deciden armar su propia interna ante otra avanzada por los cargos “entrables” de un sector del frente.
El 21 de junio habrá nuevo gobernador, por más que Francisco Pérez seguirá en su cargo hasta diciembre. Se viene una campaña electoral donde lo que reina es el miedo, ya que nadie quiere seguir perdiendo, ya dejaron muchos derrotados las PASO, como el kirchnerismo a nivel provincial o el radicalismo en Luján, donde llevarán como candidato a un demócrata, o el cornejismo en Guaymallén, y así la lista entra en un laberinto que sólo se podría explicar cuando se conozcan los acuerdos que dejó la rosca, cuando el botín sea repartido.
Por el momento, de lo único que están convencidos es de que hay muchos votos que se van al FIT.

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