jueves, 28 de mayo de 2015

Aquí y allá, todo lo que puede un lugar en la lista o una banca

Diario UNO de Mendoza (página 8), 27 de mayo de 2015

Están los “entrables”, los expectables y los de relleno. Están los testimoniales, los suplentes, los desconocidos y los reincidentes. Los cargos legislativos sirven para proyectar, unir, separar, y sobre todo negociar. Dispersan, disipan y sobre todo construyen imaginarios dentro, y sobre todo fuera de las estructuras partidarias. Son un trampolín para el Ejecutivo, o también un premio consuelo para el que hizo bien los deberes (varios ellos). O son la forma para asegurarse un abultado sueldo o una cuota de impunidad. Es una de las estrategias para construir figuras públicas.
Veamos lo que significó para Podemos y Ciudadanos; las dos flamantes fuerzas pasaron a cambiar el mapa político de España desde el domingo pasado, cuando rompieron las mayorías absolutas y pasaron a ser clave para negociar sus votos con otros bloques –con las primeras y segundas minorías–, lo que les permitirá en el futuro buscar alianzas “más ambiciosas”. La mayoría de las nuevas personalidades de las elecciones españolas vienen del escenario de las luchas sociales, de las resistencias a las políticas neoliberales, y sobre todo se han destacado por ser críticos al sistema de representatividad que consensuó la monarquía y el franquismo en los ’70.

Volvamos a Mendoza, y veamos por estas tierras cómo el justicialismo volvió a su orden y verticalidad con los benditos cargos, o mejor dicho puestos en las listas para el Congreso y el Parlasur. Estos permitieron, con la repartija, acomodar de nuevo las cartas, ya con la baraja del lado de la banca nacional y no de los caciques, que vienen de un cachetazo, y con las cuentas flojitas, tan necesitados de relato, de peso político y económico de la Nación que ceder era lo de menos o la única forma de entrar en el juego.
Vemos cómo desde la “unión democrática” liderada por el radicalismo esperan armar sus listas tras los dictámenes de los patriarcas partidarios, quienes están desconcertados ante tan pocos cargos para tantas corrientes internas y tantísimos aliados tan disímiles. No les extraña que alguno busque una porción; por ejemplo saben que hay quien está evaluando la proporcionalidad que tiene Luján dentro de un puñado de comunas opositoras. Para colmo, esa negociación la deberán cerrar dos noches antes de conocer si son protagonistas del batacazo de un nuevo desastre.
También podemos observar el fratricidio, por los cargos, en el Frente de Izquierda, que incluyen chicanas públicas, arreglos para no rotar algunos cargos rompiendo el contrato con sus votantes que creyeron en esa práctica como una forma antiburocrática y de salud dentro del FIT. El electorado que los despegó del 1% histórico y que los quería ver peleando en el terreno del enemigo, pero no con las prácticas del enemigo, se ha sorprendido con lanzamientos de campaña unilaterales, con la negativas a aceptar candidaturas vitalicias nacionales y otros aspectos que hacen temer la continuidad del hecho político más significativo de los últimos años, por lo menos en Mendoza.
Entre 5 y 7 elecciones en un año, algunas ya pasaron, y aún quedan las más importantes. La vorágine del poder es más lo que ha corroído y sepultado que lo que ha construido. Elecciones, competencias, estadísticas y nada más.

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