Es sabido que en política 2 + 2 es 3, que toda sumatoria resta y divide, y que algún diezmo se pierde en el camino. Hablamos de un resultado que es cambiante y mutante con el correr de los meses, y las fracciones de un entero se suelen independizar en la primer esquina donde se sienta un valor absoluto.
En las elecciones del domingo de Mendoza parece que la sumatoria fue 4 y hasta 5. A la hora de comparar con el 2011 todos sumaron, todos crecieron, pero no todos ganaron. Sí todos, o casi, se superaron, y eso que el techo general es el mismo: 100%. Aparecieron mayorías, varias comunas cambiaron de color, algunos muertos revivieron, y hasta los que gobiernan, quienes ya arman las valijas, mejoraron su performance más allá que cederán la manipulación de la caja.
El lagrimeante oficialismo pasó de tener el 37,7% (que consagró a Pérez) al 39,44% que los dejó sin el gobierno de Mendoza y sin la Legislatura. En Las Heras el fenómeno fue parecido: en ambas elecciones llegaron al 40%, pero esta vez no les alcanzó para quedarse con la mítica comuna norteña.
En Guaymallén es donde de la mano de Luis Lobos el Frente Para la Victoria perdió, y por mucho; fue luego de una interna feroz y de las denuncias por corrupción hechas por el concejal Federico Telera (FIT), las que capitalizó el radical Marcelino Iglesias, quien ahora promete ampliar esas denuncias que podrían llevarse puesto, si prosperan, a varios de sus correligionarios.
Alfredo Cornejo siguió mezclando, sumando y las cuentas le cerraron a la perfección. Ya en 2011 el radicalismo mendocino se había reagrupado con el ARI y con la derecha peronista, ahora le sumó el socialismo (FAP), los conservadores (PD) y los neoliberales (PRO). Toda esta “unión democrática” en 2011 (separada) y 2015 (junta) estuvo alrededor del 46%.En esta oportunidad fue suficiente para catapultarlos a la cima del poder.
Los únicos que multiplicaron sus números fueron los del FIT, pasaron del 1,49% en 2011 al 10,32% en 2015: le agregaron un dígito, y en una elección ejecutiva se dieron el lujo de meter legisladores y sobre todo instalar figuras políticas, como la de Noelia Barbeito. Y eso que el Frente de Izquierda militó mostrando sus divisiones, que en la última semana una figura nacional vino a alentar a una fracción de candidatos para otros comicios, las PASO de agosto, pero así y todo ya están instalados, más que nunca, como tercera fuerza y como discurso contrahegemónico.
Y si hablamos de números, quienes no dejaron dudas de sus derrotas fueron algunos encuestadores, cuyos registros estuvieron muy lejos de cualquier error metodológico o de muestra, y muy cerca del dibujo, la literatura de ciencia ficción, desesperación política o resultados tarifados. Lamentables.
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