jueves, 19 de noviembre de 2015

Piden el voto del que no nombran y no nombran para ganar más votos

Diario UNO de Mendoza (página 8), 18 de noviembre de 2015

La militancia elíptica es una de las características que ha mostrado el balotaje. Mover unas fichas, no todas, es otra, a días de conocer quién sucederá a Cristina Fernández.
Es difícil definir la política argentina y sobre todo al peronismo, sino por ejemplo veamos a Gerónimo Momo Venegas, el secretario general de la Unión Argentina Trabajadores Rurales y Estibadores. Si bien comanda, desde hace años, el sindicato de los obreros peor pagos y cuya mayoría ni está afiliado, ya que son explotados en condiciones de semiesclavos o feudales, este hombre es uno de los “referentes” que apoya en forma abierta al candidato que mas afinidad tiene con la Sociedad Rural, Coninagro y los grupos concentrados cerealeros del país. Sí, Venegas apoya a Macri. Algo parecido, pero más sutil y sorpresivo, fue el titular de la CGT, Hugo Moyano, quien ayer, tras criticar a sus compañeros como los privatizadores de los ’90, comentó que fue Macri el único que se acordó de Perón (con una estatua hace unos días).
Por su parte, hay quienes no se dicen peronistas y llaman a votar al candidato del peronismo pero sin nombrarlo. Son varias las personalidades y organizaciones que han decidido apoyar a Scioli, quien tampoco nombra a sus mentores, predecesores y compañero de fórmula. Algunos organizan acciones y hasta llaman a la resistencia contra con lo que se viene si gana el neoliberalismo, y para eso la salvación parece ser el no nombrado, del que desconfían más allá de que militen por él sin escribir su nombre en las invitaciones.
La Presidenta ayer militó: también por las redes sociales y sin nombrarlos, habría pedido el voto para el candidato que va con sello en la boleta que ellos inventaron (no el eludido), arengando que “él (Néstor) nunca se rindió”.

El economista Melconian no nombra a su candidato ni a sus frente electoral, pero si enumera los aumentos en los servicios públicos.
Ya por estar tierras, en nuestra Mendoza el clima electoral se vive con algunos síntomas preocupantes. Veamos cómo los acusados de crímenes de lesa humanidad, sobre todo los ex jueces, vienen dilatando el debate judicial en los tribunales federales. Los represores y sus cómplices están confiados en que el nuevo gobierno les levante el pulgar y hasta afirman ver guiños desde el macrismo, donde un mendocino, Ernesto Sanz, será el ministro de Justicia.
Ha sido un año de elecciones, y las que ya pasaron dejaron elegidos, ganadores que han aprovechado en Mendoza la eterna transición para terminar de aplastar a los derrotados, como para que no vuelvan ni para la revancha. Como consecuencia, mañana se formalizará la guerra que se avizora para el año que viene, que enfrentará a la Provincia que comandará Alfredo Cornejo contra los gremios estatales. Uno marcara el terreno y trazará un horizonte “sin plata”, con amenazas de reducción de personal, y los otros (algunos de ellos combativos) comenzarán a dar números, como los de la canasta familiar, a la que no llegan muchos sueldos de sus representados, y así comenzará la paritaria 2016, que desarrollará en un año sin urnas, pero seguro con muchos bombos y marchas por las calles donde está prohibido marchar.

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