miércoles, 2 de noviembre de 2011

Qué bello es el enchastre

Diario UNO de Mendoza, miércoles 2 de noviembre de 2011
¡Qué bello es el enchastre! Sí, contra toda lógica establecida, sobre todo en tiempos poselectorales, vale reivindicar, sostener y defender esa manifestación que agitan las paredes, los muros, los caños que le dan formas a la ciudad.
Carteles, afiches, publicidades, pintadas y grafitis compiten por conquistar visibilidad. Se tapan, se rayan, se superponen, se descascaran resucitando a uno más antiguo, y crean expresiones que van más allá de sus objetivos; se funde lo fáctico con lo sensible, pero lo cotidiano se vuelve original, asombroso.
A un cartel sobre un afiche, sobre una triste pintada de desamor, se le suma una trillada propaganda política tapada por otra, y ésta reinterpretada por un ingenioso aerosol, combinadas con una invitación fotocopiada a un recital de rock alternativo, que no lleva la fecha pero sí el lugar, se le suman las letras de un gasista que ofrece sus servicios, y la oferta del todopoderoso para salvarse de la depresión y las adicciones. A esto se le acoplan las coloridas pinturas neogóticas, las adhesiones de pasión por un equipo y también las cursivas de viejas y renovadas utopías.
Están todos, y no lo están; también resurgirán, con el tiempo, desde el fondo los que alguna vez ocuparon el llano, también los que llegarán mañana, seguro de noche y con la velocidad que no permite preocuparse por la regularidad. Están y se mezclan con los lumínicos de los negocios, con ofertas, saldos y promociones.
¿Enchastre? ¿O un diluvio de imágenes, de textos, que permiten superar la racionalidad establecida? Todo forma ese complejo lenguaje que se crea en las ciudades y que Cortázar intentó definir en una entrevista de TV como “un sistema de constelaciones mentales y, sobre todo, de constelaciones sentimentales”, y escribía en Rayuela sobre ese collage: “Conjunción del tiempo, la memoria y el trabajo colectivo”.
El enchastre estaría encuadrado dentro de la categoría “contaminación visual”, que lo deja de ser cuando la cartelería lleva el sello de un estudio de diseño y está tarifado por una Comuna.
Hablamos del enchastre, que son los pasados recientes, y no tanto. El enchastre es resistencia. Enchastre, tan bello como la palabra misma, que aún no está consignada, encasillada y desvirtuada por la Real Academia.

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