Diario UNO (página 12), 17 de octubre de 2012
Las dos Mendoza quedan al desnudo con las medidas de
supervivencia ante un gran terremoto
Si pasa por el 4º piso de Estamos en una semana de “ejercicios”, “simulacros”, “operaciones” para aprender a contrarrestar las secuelas de los caprichos de la naturaleza y del frágil caos que se levantó sobre ella. Terremoto, movimiento telúrico, temblor, sismo son algunas de las palabras claves que por estos días potencian una de las aristas de la mendocinidad.
Y sí, tenemos que estar preparados, la ciudad se erigió sobre fallas geológicas y luego se fueron sumando esas otras que imponen los discursos dominantes, los gobernantes, los negociados.
Por estas horas el estadio deja de ser el escenario para
recibir a Los Pumas o a Messi y pasa a ser centro de recepción de posibles
evacuados; mientras que las grandes estructuras de cemento ganan protagonismo e
iluminación en las salidas de emergencia.
Helicópteros, puentes móviles, sirenas. Conciencia, temor y
morbo. Defensa Civil, el Ministerio de Defensa de la Nación y varios expertos
analizan, aconsejan, planifican. Y se da conocer el “manual de usos y
costumbres” para el caso, o sea para el terremoto que se viene, algo
fundamental, lástima que esté “pensado” para unos pocos, que deje en evidencia
que hay dos Mendozas, y en una de ellas están lejos del salvataje.
La ciudad, lo citadino vuelve a ser el eje, el foco, el
ideal para mentar el margen de error. ¿Y los suburbios, el hacinamiento, el
adobe, la chapa?.
El listado de recomendaciones para armar un equipo de
superviviencia es un imposible para cientos de miles de mendocinos. Veamos para
el caso: el bienintencionado listado dice que en toda casa deben tener una
serie de elementos y abastecimientos para soportar las consecuencias de un
terremoto de gran magnitud, por ejemplo, tres litros de agua por persona por
día para tres días, provisiones de alimentos no perecederos para cinco días.
¿Difícil, no? Sobre todo cuando gran parte de la población vive el día y a
duras penas, con lo justo y a muchos ni siquiera les llega el agua potable.
Para algunos el terremoto está presente cada mañana, a
diario y saben que los socorristas nunca llegan. Que los escombros son la
cotidianeidad.
De todas formas, para los ciudadanos a los que los alcanzan
las posibles medidas ante un siniestro magnánimo, que seguro son los mismos que
acceden a la lectura de este diario, aprovechamos para recordar otros insumos
recomendados por Defensa Civil para tener listos y a mano en casa: “linterna y
pilas extras, silbato para alertar y pedir ayuda, cascos y capuchas
protectoras, máscara contra polvo, para ayudar a filtrar el aire contaminado, y
láminas de plástico y cinta adhesiva para crear el refugio en el lugar, papel
higiénico, toallas húmedas, bolsas de basura y tiritas plásticas de amarre para
utilizar con fines de higiene personal, encendedor o fósforos, cocina portátil,
cuerdas, palancas, gato hidráulico o palanca para tal fin, carpa, anteojos de
repuesto; ropa según estación; dinero y DNI de todos; bolsas de dormir o
mantas; artículos de higiene personal; llave inglesa o alicates para cerrar los
servicios públicos, abrelatas para la comida”.
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