miércoles, 26 de marzo de 2014

Maestras y maestros visibilizan el valor de su trabajo y de sus derechos

Diario UNO de Mendoza (página 10), 19 de marzo de 2014

Cuántas frases hechas se sueltan al voleo cuando se habla de educación, de los alumnos y de las escuelas, del futuro, de la Patria, de los apostolados y las pasiones. Son años y años, décadas de recurrentes adjetivaciones en las que como siempre la realidad termina abstraída y, sobre todo, negada. Parece que el sentido común dice que los únicos que no pueden hacer paro son las y los docentes, parece que son los únicos del abanico de sueldos miserables que lo tienen justificado.
Durante las últimas semanas, un arsenal de acusaciones y epítetos despectivos cayeron sobre las maestras y los maestros, y sobre todo sobre la escuela pública. El sentido común avala el aumento a un policía amotinado, pero no al educador o la educadora. Parece que al enseñar se pierde el valor de trabajo y, por ende, el de trabajador y trabajadora, y todos los derechos que tienen conquistados y por conquistar.
En síntesis, a un docente que trabaja doble turno y tiene familia no le alcanza para vivir, como tampoco les alcanza a los que trabajan en las escuelas de gestión privada, en las que en muchos casos los haberes son aún menores, donde les hacen descuentos fantasmas y tienen contratos que rozan con lo ilegal. Esa educación privada que se busca legitimar para seguir vapuleando la pública recibe su principal aporte económico del mismo Estado y es éste el que no avanza para frenar los atropellos y los abusos a las leyes laborales de ese sector.

Por estos días hay asambleas, votaciones, argumentos, paros y movilizaciones, lo que irrita a muchos padres que ven que no funciona la guardería donde depositan a niños y adolescentes. Y son los mismos gobernantes de turno los que ya tienen alistada las fuerzas represivas por si se caldea el reclamo, los que durante campañas y folletos cazavotos se cansan de sacar a relucir que la educación es “inversión” y luego, ya en el control de las finanzas, demuestran cómo lo viven como un “gasto” y sobre todo cuando se trata de salarios.
Sí, los docentes reclaman, hacen huelgas y asambleas, eligen a sus representantes. Y también se movilizan porque es la única forma de llamar la atención para exigir lo que le es suyo.
Quizás la primera obligación que tienen como maestros es enseñar a construir un mundo mejor, y el pelear por sus derechos y su dignidad es la mejor enseñanza que puedes dar en un mundo donde la hipocresía, el atropello, el egoísmo y la usura son el modus operandi.

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