domingo, 27 de abril de 2014

Entre la improducción y los que trabajan por encargo para varios frentes

Diario UNO de Mendoza (página 17), 23 de mayo de 2014

Proyectos, resoluciones, pedidos de informes. Una camada de legisladores mendocinos concluyen su ciclo y se llevan con ellos la frustración de la incomprensión, del injusto mote de improductivos. Sí, se van y sin ningún tipo de reconocimiento, en el mismo anonimato con el que entraron y con que fueron elegidos; sí, unos se van y otros renuevan o cambian de cámara, y también es cierto que además de los nuevos están los que aún seguirán un par de años más gozando de las conquistas de la democracia de mercado.
Estos artistas de la política han hecho magia, y los aplausos que reciben son a puertas cerradas, ya que trabajar por encargo para varios frentes no es fácil, y menos aún lo es justificarlo teóricamente. Es casi una genialidad, tampoco reconocida, el conquistar alianzas con colegas que responden a encargos de otros complejos frentes que subyacen a la unidad básica o al comité.
Se van muchos de los que en un corto período llegaron y fueron de un sector partidario a otro, que propusieron frentes sorprendentes, rubricaron nuevos sellos para agrupaciones volátiles, que crearon minibloques, monobloques o algún sellito de goma –podría ser un centro de estudios– libre de impuestos para enviar algunos fondillos para causas que se muestran como nobles y justas.

Algunos dejaron en claro su rapidez y decisión a la hora votar cuestiones relacionadas con la caja de sus jefes del Ejecutivo. Otros fueron los que se destacaron por sus acciones desarticuladoras, otros –varios en realidad– en proponer proyectos intrascendentes a partir de los títulos de los diarios. También hay que nombrar a los sospechadores e investigadores que dejaban de sospechar cuando algo hacía parecer que la investigación podría avanzar.
También entre los que se van y los que se quedan están lo que directamente se rascaron y “levantaron la mano” cuando les avisaron, y a veces les avisaron que tenían que levantar la mano y estaban vacacionando por ahí.
En el edificio de Peatonal y Patricias Mendocinas muchos hicieron pie con la vista en la corazonada de medir su poder intestino, sabiendo que la ubre de la política da mucha leche. Para algunos se terminó su ciclo y no hay quien se anote para extrañarlos.
Ahora algunos románticos y hasta escépticos se animan a creer, ven que por fin en la Legislatura se discutirá de ideología, de posicionamientos de clases. Irrumpe, históricamente, una nueva tercera fuerza, el Frente de Izquierda, el que puede patear el tablero, cambiar el eje, el foco si es que su intrínseca lucha fratricida no los destruye antes.

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