miércoles, 1 de abril de 2015

Esas Ganancias que son pérdidas, esas Ganancias que son de otros

Diario UNO de Mendoza (página 8), 1 de abril de 2015

El sueldo no es ganancia. El trabajo no es renta ni actividad lucrativa. Más allá de que es obvio desde hace unos años, año tras año cada vez son más los asalariados que son alcanzados por ese impuesto que políticos ricos han decidido que sea la forma en que los casi pobres sean solidarios con pobres e indigentes, y así el Estado puede pagar planes y asignaciones sin que se quejen los que más tienen. Perverso.
Muchos de los que se dedican a la renta financiera y del capital, por ejemplo, no pagan Impuesto a las Ganancias, y no lo hacen tampoco jueces, fiscales y curas, pero sí lo hacen choferes, empleados petroleros, bancarios y hasta docentes que trabajan todo el día, entre otros tantos distintos sectores.
Es más, la canasta familiar, ese mínimo de dinero destinado a la supervivencia de los trabajadores y trabajadoras para que estén en condiciones de seguir trabajando y produciendo ganancias para otros, ya está por alcanzar el mínimo no imponible para pagar Ganancias. Es cierto también que hay muchos que no llegan ni a la canasta familiar ni al mínimo no imponible y que dentro de un par de años, según la proyección, pagará Ganancias hasta el mínimo vital y móvil.
El mismo gobierno que ve crecer el trabajo en negro podría preocuparse de recaudar por otro lado, evitando la fuga de capitales, el contrabando, las importaciones, poniendo impuestos a los que sí lucran y se enriquecen, a las patentes internacionales.

Economistas de sectores cercanos al Gobierno reconocen que la caída del salario real, producto de la inflación, es casi del 5% en el último año, y esta pendiente ya lleva varios periodos. Con Ganancias las pérdidas en el bolsillo son aún mayores. En contrapartida, y también reconocido por el oficialismo, creció la rentabilidad de algunas firmas multinacionales instaladas en el país.
Ganancias es la forma más rápida para recaudar, el rol fundamental para los que se constituyeron los Estados. Y la recaudación tiene una relación directa con la conservación del poder, la construcción del poder.
Los argumentos van desde el colocar como victimarios a quienes trabajan en gremios que ganan un poco mejor, o el decir y enumerar que en otras partes del mundo también se paga Ganancias. En los ’90 los técnicos tributarios del Fondo Monetario Internacional (FMI) advertían, dentro de su recetario, de que en la Argentina pocas personas pagaban el Impuesto a las Ganancias, reclamo que este Gobierno perece estar acatando.
Varios sindicatos apretados por sus bases decidieron parar ayer, y a la par algunos candidatos prometen eliminar Ganancias si ganan las elecciones, más allá de que sus asesores económicos no se contraponen a estas medidas y hasta recomiendan algunas peores.
En síntesis: el sueldo no es ganancia. El trabajo no es renta ni actividad lucrativa.

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