miércoles, 1 de agosto de 2012

Abrile, las ramas y la educación

Diario UNO de Mendoza (página 10), 1 de agosto de 2012
El conflicto docente local es un buen argumento para tapar el bosque con un árbol
En un tono escéptico y elípticamente provocador, la encargada de la estructura que conduce la educación mendocina instó a los docentes, tomando la frase del poeta norteamericano de tendencia trascendentalista Henry David Thoreau, a que “no se vayan por la ramas”, con referencia a los contenidos que éstos dicten.
La larga y sostenida crisis educativa, con sus conflictos gremiales, con sus magros resultados, con su desconfiguración simbólica, lleva a salidas arcaicas: “Hay que enseñar lo que es esencial, ir a lo sustantivo”, dijo Abrile, la directora general de Escuelas, mientras se inauguraba la feria educativa de nivel superior, uno de los sectores que más acusan los agujeros en la pirámide del conocimiento formal.

Lo sustantivo para la funcionaria es la matemática y la lengua. Pero de qué sirven los números y sus cálculos fuera de un contexto que los contenga, que les dé un valor que los trascienda; de qué sirven las palabras sin su contenido (y continente) histórico, geográfico, político. Sólo se sigue vaciando, volviendo a la alfabetización básica que necesitaron en su época las sociedades que se industrializaban.
Obviamente todo esto no es nuevo, ya se dijo, ya pasó, se refuerza. El fenómeno no sólo de Mendoza es parte de la crisis mundial. La educación vista como un gasto hace rato que dejó de apuntar a la calidad masiva y viene invirtiendo en apuntalar a una elite, para lo específico y “sustancial” dentro de los razonamientos de mercado, que a su forma desde hace rato regula también las políticas educativas.
Por estos días los Juegos Olímpicos, que se están disputando en Londres, nos sirven de ejemplo. Hasta hace unas décadas la competencia se daba entre deportivas amateurs y los estados buscaban mostrar su desarrollo político en unas de las áreas relacionadas con la educación, el deporte. Luego se hizo el traspaso al espectáculo, al profesionalismo, al esponsoreo, denominador que se impone culturalmente.
Volviendo a esta tierras, los días de paro de los docentes mendocinos en lo que va del año fueron el disparador para la frase de María Inés Abrile de Vollmer y está claro que el problema es mucho más profundo, complejo e histórico, y que lejos está con que se cumplan los 186 días de clases, o con que se anule la repitencia en primer grado.
La poda de las temidas ramas no son inocentes, son con éstas (con las ramas, no con la poda) que se podrá llegar a entender que lo que cambió es la raíz, la que bien enterrada sirve para llenarla de un romanticismo que sólo niega las variantes de una matriz que solamente sigue ampliando y reproduciendo una educación vacía y desigual. Raíz que se traslada de un lugar a otro, que se alimenta de hormonas o la que también se poda para conseguir estéticos bonsais.
La escuela y sus contenidos no son una abstracción. Allí opera el andamiaje ideológico y cultural de cada etapa, de casa tiempo. Allí se intentan justificar los “relatos”, los intereses y las políticas económicas.
Los contenidos, las ramas, los paros, los sueldos. Las respuestas. Pura coyuntura y una situación que subyace más allá de los magros sueldos y las negativas para mejorarlos. Y es en este contexto donde van y vienen proyectos para discutir una nueva ley provincial de educación y donde las corporaciones tienen más influencia que los principales protagonistas.



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