Diario UNO de Mendoza (página 10), 1 de agosto de 2012
El conflicto docente local es un buen argumento para tapar
el bosque con un árbol
En un tono escéptico y elípticamente provocador, la
encargada de la estructura que conduce la educación mendocina instó a los
docentes, tomando la frase del poeta norteamericano de tendencia
trascendentalista Henry David Thoreau, a que “no se vayan por la ramas”, con
referencia a los contenidos que éstos dicten.
Lo sustantivo para la funcionaria es la matemática y la lengua. Pero de qué sirven los números y sus cálculos fuera de un contexto que los contenga, que les dé un valor que los trascienda; de qué sirven las palabras sin su contenido (y continente) histórico, geográfico, político. Sólo se sigue vaciando, volviendo a la alfabetización básica que necesitaron en su época las sociedades que se industrializaban.
Obviamente todo esto no es nuevo, ya se dijo, ya pasó, se
refuerza. El fenómeno no sólo de Mendoza es parte de la crisis mundial. La
educación vista como un gasto hace rato que dejó de apuntar a la calidad masiva
y viene invirtiendo en apuntalar a una elite, para lo específico y “sustancial”
dentro de los razonamientos de mercado, que a su forma desde hace rato regula
también las políticas educativas.
Volviendo a esta tierras, los días de paro de los docentes
mendocinos en lo que va del año fueron el disparador para la frase de María
Inés Abrile de Vollmer y está claro que el problema es mucho más profundo,
complejo e histórico, y que lejos está con que se cumplan los 186 días de
clases, o con que se anule la repitencia en primer grado.
La poda de las temidas ramas no son inocentes, son con éstas
(con las ramas, no con la poda) que se podrá llegar a entender que lo que
cambió es la raíz, la que bien enterrada sirve para llenarla de un romanticismo
que sólo niega las variantes de una matriz que solamente sigue ampliando y
reproduciendo una educación vacía y desigual. Raíz que se traslada de un lugar
a otro, que se alimenta de hormonas o la que también se poda para conseguir
estéticos bonsais.
La escuela y sus contenidos no son una abstracción. Allí
opera el andamiaje ideológico y cultural de cada etapa, de casa tiempo. Allí se
intentan justificar los “relatos”, los intereses y las políticas económicas.
Los contenidos, las ramas, los paros, los sueldos. Las
respuestas. Pura coyuntura y una situación que subyace más allá de los magros
sueldos y las negativas para mejorarlos. Y es en este contexto donde van y
vienen proyectos para discutir una nueva ley provincial de educación y donde
las corporaciones tienen más influencia que los principales protagonistas.
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