Diario UNO de Mendoza (página 8), 22 de octubre de 2014
Pero bueno, mientras unos guardan sus espadas para futuras cruzadas y por el momento negocian con socios, amigos y favorecedores, la Santa Inquisición gana batallas a 12 mil kilómetros de Roma, donde en una triste comuna que se autohalagaba de “maravillosa” levantaban las banderas de la moral en nombre de la convivencia y prohibían todo eso que afea según la pacata y resentida clase media de ese lugar.
En esa comarca censuraban, y regulaban todo aquello que siempre le es más rentable como clandestino. En ese lugar nuevamente pobres, jóvenes y artistas eran señalados por la punta de la espada y eran expulsados del espacio público, sus necesidades, saberes, costumbres y placeres deberán buscar otros horizontes o serán castigados, de eso se trata y allí reside el juego perverso y efectivo de la exclusión y el control.
Eso que parece retrógrado y moralista es sólo la cortina de humo con lo que contentan a unos pocos descerebrados; lo que hay detrás de las prohibiciones son objetivos políticos y comerciales, es la forma de sostener lo que los sostiene. Ahora la comarca comenzará con la caza de brujas, limpiará sus plazas y esquinas. En nombre de la convivencia la limpieza que ya se vivió en tiempos de genocidas llega de la mano de una ordenanza municipal, a través del voto de los representantes del pueblo, de gran parte del pueblo que piensan barrer, fregar y sacudir.
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