Diario UNO de Mendoza (página 10), 2 de octubre de 2013
Están lanzados y ya no tienen a quien pasarle la posta.
La competencia electoral busca su resultado.
El deporte les aporta paralelos, metonimias, traslaciones y referencias a la política, a los políticos y las actividades alrededor de éstos. Una gran parte del lenguaje deportivo se nutrió, en un principio –y sobre todo cuando comenzó la cobertura periodística– de la terminología bélica, jurídica, castrense y de los mundillos políticos. Con el tiempo fue a la inversa, y así no hay nada mejor para sintetizar un hecho político que un buen término del ámbito deportivo, y si es futbolero mejor.
Vemos por estos días ataques, contaataques, manos a manos. Hablamos de aquellos que buscan llegar a la meta, dar un salto, o que pegan primero o que rompen su propio récord. Está el clásico y están también los pesos pesados, los tribuneros y los veteranos. Vemos como algunos juegan el primer partido con las inferiores, para tantear al rival y al público, y en caso de derrota justificarse. El semillero puede ser salvador en todo sentido, ya que en muchos casos son también los que ocultan los rostros gastados, trillados y desprestigiados.
También vemos como la estrategia de quien dicen que va ganando es no jugar, no mostrarse, no atacar, y así tampoco, quizás, no necesite defenderse. Parece que la estrategia es apostar sólo a los errores forzados de su rival.
Se escribe sobre quienes hacen que todo el equipo juegue para una figura, y que otros lo hacen apostando a la mística. Hay equipos, de algún club grande, que al mejor estilo europeo, los arma algún empresario y no tiene problemas en cambiar figuras, demoler estadios y armar tribunas. A otros, más de barrio, no les alcanza sino para los botines.
Están los que hacen cambios, o meten un cambio, suben de categoría, los que dan un volantazo y los que se van al descenso. Los que tienen cintura, espalda y gambeta. Sobran lo que se cambian de equipo, los que patean en contra y los que están en guardia.
También estén los que marcan la cancha y los que cambian las reglas. Los que tiran la toalla o no se presentan. Los impresentables también, aunque están offside en esta enumeración.
Obviamente que hay jueces y árbitros, que para nada son imparciales, y está lo más importante de todo en toda competencia: el resultado. Ese que corona, promociona y condena.
Bajan los cantos de la tribuna, aunque sea de parlantes, y caen papelitos, aunque sean virtuales.
Ya están desplegando la bandera a cuadros, están pintando la llegada, van arrimando el podio. Están lanzados y ya no tienen a quien pasarle la posta. La carrera electoral es mas corta que la política, es una sudan y en la otra, muchas veces sangran. Una justifica la otra, y también la envilece.
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