domingo, 20 de marzo de 2005

Suerte Laterra, la necesitará


Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 20 de marzo de 2005

Un escalafón más alto para el laberinto. Deportes ahora es subsecretaría y le dieron la posta a Carlos Hugo Laterra. Buena suerte profe, la necesitará.
Un nuevo funcionario con ganas e ideas nuevas, o no tanto; con más presupuesto y poder buscará cambiarle el rumbo al mediocre deporte mendocino. Lectura ésta más positiva que pensar que sólo se trata de un enroque político para generar expectativas.
Laterra, de entrada, tendrá la pesada mochila de hacerse cargo de un área politizada sin sutilezas.
Ya se encuentra en el centro de un laberinto de añejos atajos a la nada; de punteros descarados, hipócritas y fantasmales. Una madeja de presupuestos inconexos que cuelgan de “programas” de papel. Una estructura en la que deberá cambiar para cambiar, aunque rodeado de lobbistas profesionales, patrones de
estancia que saben cómo usufructuar del Estado, asimilar los cambios y regar sus quintitas.
Todo se ha reinaugurado con una muletilla trillada: “el deporte social”. Una obviedad, ya que se trata del Estado. Pero bien, el deporte social debe ser el medio, la base y no la meta. Este es contención, educación, pero también alto rendimiento. Es un trabajo fino, de planificación a mediano y largo plazo.
Ojalá que se concrete el esperado estadio provincial cubierto y que con el tiempo el renovado deporte mendocino tenga equipos en las ligas nacionales, y que éstos lleguen como un producto del crecimiento local y no con plazas compradas para el mero espectáculo.
Ojalá, Laterra, que pueda sanear las federaciones y que no sea víctima de los individualismos reunidos en la Confederación Mendocina del Deporte.
Ojalá, Laterra, que sea la excepción y que no termine fagocitado por un área que viene aniquilando funcionarios e ideas, y que tan evidente y directo como el deporte es un ámbito de movilidad de intereses partidarios y electorales.
Ojalá, que el deporte, en Deportes y Recreación, como parte de nuestra cultura, encuentre fortaleza e identidad de una vez por todas.

domingo, 13 de marzo de 2005

Crecimiento, contradicción y falta de apoyo

Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 13 de marzo de 2005


En los últimos años, en Mendoza, el boxeo crece geométricamente y esta intensificación de clubes y deportistas ha sobrepasado todas las estructuras. Se ha llegado a un punto de inflexión. En los barrios aparecen nuevos gimnasios y los ya consolidados ven saturadas sus instalaciones.
Las características de los gimnasios es la desolación de implementos; varios de ellos ni siquiera tienen techo. Los pibes deben compartir un par de guantes y guantines durante esa fracción del día, donde un técnico, quien trabaja ad honórem, intenta reconstruir una realidad en barrios difíciles.
El boxeo amateur mendocino ha logrado tener representantes en los últimos tres Juegos Olímpicos y constantemente hay uno en la selección nacional. Y el semillero se proyecta para seguir aportando figuras. Se ha triplicado la cantidad de profesionales (con varios campeones regionales) y en su mayoría se vienen consolidando con un palmarés positivo.
Pero el crecimiento del boxeo genera muchas contradicciones. Por un lado, los gimnasios y los clubes no logran constituirse societariamente y por ende no se proyectan ni fortalecen la federación, que desde hace mucho trabaja con las mismas personas, quienes cumplen las funciones de dirigentes, árbitros y jurados. De
los clubes no llega renovación ni refuerzos.
La cantidad de boxeadores exige más festivales y para éstos hacen falta más elementos y oficiales.
Con lo “poco” que hay, la federación local potencia el amateurismo, su función estatutaria, pero el profesionalismo, a cargo de promotores, no encuentra un calendario establecido que les de aire a los rentados.
El apoyo que necesita el boxeo debe llegar de esos que por un lado subestiman que el sector social lo practica pero por otro le sacan “réditos” a nivel amateur con medallas y representación internacional, como también en el profesionalismo, que aprovechan el rating televisivo y la popularidad que generan las figuras.