lunes, 25 de abril de 2005

Los técnicos, víctimas de su propia medicina

Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 25 de abril de 2005


La constante en nuestra realidad nos muestra que es la inmediatez la que manda, y en el fútbol nuestro de cada día, donde son los directores técnicos los chivos expiatorios y los primeros en “volar” ante el primer
síntoma de improductividad, ante la crisis de resultados.
Los técnicos llegan y se van. Vuelven y se recambian. Rotan y se intercalan. Desprovistos de un proyecto se les exige ser los motivadores de un cambio radical sobre una estructura establecida.
El técnico es la primera víctima de un deporte exitista, mercantilista e inmediatista.
Pero también es el técnico el dueño absoluto de la filosofía del juego, del diagrama táctico y del ordenamiento técnico, como la disposición de los protagonistas para ingresar a la cancha.
La actividad del técnico tiene una función casi absolutista, no necesita de consensos ni de métodos democráticos. Su visión o su concepción del mecanismo del juego le permite no sólo diagramar un estilo, una idea y un esquema, sino que esto lo establece sobre el control de los cuerpos, de las personas encargadas de darle forma a lo lúdico, la productividad y por ende el score.
El DT determina el presente y el futuro, la trascendencia de sujetos y en el caso de profesionalismo valoriza o no el oficio de los jugadores, por lo que termina condicionando el valor agregado de éstos en su profesión.
Administradores de sujetos, e “ideólogos” de una forma de juego, el técnico sobrepasado por un protagonismo exagerado es sin dudas víctima de un fútbol que no le da la oportunidad de continuidad y planificación, pero desde una cultura del eficientismo frío y calculador, encara una actitud soberbia, totalitaria y personalista (considera que nadie y sobre todo sus dirigidos, los verdaderos protagonistas, no pueden criticarlo u objetarlo)
olvidando que los jugadores son algo más que engranajes y piezas; y que el fútbol tiene un trasfondo mucho más profundo que el simple resultado.

domingo, 17 de abril de 2005

Desábato, ese muchacho del interior

Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 17 de abril de 2005


Este muchacho es un hombre del interior. Esta fue una de las frases con las que don Julio Grondona salió a defender a Leandro Desábato, el jugador de Quilmes que estuvo detenido en un paródico y mediático procedimiento, acusado de injuria calificada tras proferir insultos racistas al delantero del San Pablo Grafite.
El racismo y la xenofobia son moneda corriente en un mundo que se caricaturiza y plasma como constante naturalizada en el fútbol. Los códigos de la cancha superaron sus límites y generaron un escándalo diplomático.
¿Qué quiso decir don Julio con que Desábato es un muchacho del interior? ¿Que también es un “negro de mierda”?
Desábato pagó caro el utilizar una expresión común y habitual en un vocabulario limitado de un país tan
racista y xenófobo como sus vecinos.
¿Qué culpa tiene Desábato de que el argumento central, festejado e institucionalizado, difundido y aceptado,
de toda hinchada gire alrededor del racismo, la xenobofia, la homofobia y el sexismo? ¿Qué culpa tiene el defensor de Quilmes de que un diario deportivo haya alguna vez titulado “Macacos” con referencia a los  brasileños?
Ronaldo y Roberto Carlos son blanco de insultos racistas en Europa, donde en las tribunas militan en forma abierta grupos fascistas y neonazis que adoran un modelo de sociedad que carga con millones de muertos.
Leandro Desábato está pagando caro, como chivo expiatorio, las consecuencias de ser protagonista de un espectáculo colectivo, de intensidad dramática e hipermediatizado, pero sobre todo de ser inconsciente de la carga valorativa, histórica y política que tienen las palabras.
Pero, por otro lado, el brasileño Grafite da un ejemplo a seguir: todo tipo de discriminación debe ser denunciada.
Grafite encontró un arma para exigir justicia e igualdad.
Que las derivaciones diplomáticas con objetivos políticos y la exagerada mediatización no se sean excusa para no reconocer que vivimos en una sociedad que discrimina por la raza, el color y la sexualidad de las personas.

lunes, 4 de abril de 2005

Los desatinos de Nicolino y María Rosa


Suplemento Ovación (página 2),
Diario UNO de Mendoza, 4 de abril de 2005

Nicolino Locche fue un tipo especial, distinto y en su profesión fue extraordinario, él recibió y recibe ese reconocimiento. Fue un verdadero ídolo, y como tal todas las realidades que lo rodean se transforman, reconfiguran y resignifican.
Hace uno días el Intocable junto a su esposa, María Rosa Gelleni, quien hizo de vocera, afirmó que el ex
campeón mundial se mudará a vivir a Córdoba “ya que el gobernador Cobos le dejó de dar un subsidio del
Estado”.
El boxeo es un deporte duro y sacrificado. Una profesión llena de sinsabores, traiciones y espaldarazos, y es necesario que boxeadores y ex boxeadores reciban apoyo de todo tipo. Pero lo de Locche es un despropósito.
La actitud de los Locche ha pegado duro en el ambiente del deporte.
Nicolino ha sido siempre mimado y premiado. Nicolino tiene una pensión de la SIDE (por su supuesto trabajo en éste lamentable organismo en la época de terror) y recibió durante las gobernaciones de Gabrielli, Lafalla e Iglesias un subsidio del Estado provincial. Durante la gestión de Gabrielli y como parte del “Equipo de los Mendocinos” el Gringo recibió una cantidad de dinero exorbitante, como otros “premios”.
Otra estrategia que se le volvió en contra a María Rosa fue atacar a Pablo Chacón. El gimnasio del lasherino es un emprendimiento privado y puesto al servicio de un trabajo de contención en su comuna.
A Nicolino nunca le interesó enseñar boxeo ni devolverle nada al deporte que le dio todo.
Suma otro error la esposa del Nico, al decir que el reconocimiento siempre llega de afuera. El Cinturón Original que le dará la AMB viene de una gestión hecha por un mendocino (Gustavo Estrella) para que se
realice en Mendoza.
La ambición de los Locche llena de bronca a la gente y tira por tierra el trabajo que los últimos años viene
haciendo su amigo personal Adrián Dottori, quien con su libro, video y presentaciones llena de glamour las
epopeyas del ex campeón, posicionándolo como el máximo boxeador del país, hasta por encima del más grande todos, en todo sentido: Pascual Pérez.